De sacerdotes y de las mentiras.- Sobreviviente
Fecha Wednesday, 28 March 2012
Tema 070. Costumbres y Praxis


Solo quisiera comentar dos cosas que han estado discutiéndose en el web en las últimas semanas.

La primera es respecto a la vocación sacerdotal en el Opus Dei. No voy a discutir nada, porque no sé nada de esto, solo un recuerdo que me vino a la cabeza. No tengo claro cómo, si fue en una clase en el centro de estudios, o leyendo por mi cuenta el catecismo de San Pio X, o preparando clases para catequesis, el todo es que cuando leí los puntos del catecismo que transcribo a continuación, me causaron escozor, por decir lo menos.

Mi paso por el Opus Dei está velado por una niebla espesa. Casi no recuerdo cosas concretas, solo sensaciones, sentimientos y lo que escribí en la agenda, porque la conservo (en alguna parte, no sé dónde, pero después de salir hace tanto tiempo la he leído algunas veces, no recientemente). Estos puntos los escribí en ella con dos comentarios, uno acerca de qué pasaba con los sacerdotes del Opus Dei, cuyo llamado nunca entendí: o sea, puedes ser numerario si NO tienes vocación al sacerdocio y luego en la mitad del camino, el Padre los “llama” a serlo. No lo entiendo. El otro comentario que tengo en mi agenda era acerca de mi propia vocación, o sea, qué pasa si soy numeraria “sin tener vocación divina”?. Para mí esto ya está resuelto, arreglado, finiquitado, felizmente acabado. Pero lo comento por si puede servir a aquellos que aún no lo tienen claro.

Los puntos a los que me refiero son estos (los copio de la web mercaba.org)

828. ¿Haría mal quien tornase el estado eclesiástico sin vocación divina? - Quien tomase el estado eclesiástico sin vocación divina haría un grave mal y expondríase a peligro de perderse.

829. ¿Hacen mal los padres que por motivos temporales inducen a sus hijos a abrazar sin vocación el estado eclesiástico? - Los padres que por motivos temporales inducen a sus hijos a abrazar sin vocación el estado eclesiástico cometen una culpa gravísima, porque usurpan el derecho que Dios se ha reservado de escoger sus ministros y ponen a sus hijos en peligro de eterna condenación.

El otro comentario que quiero hacer es acerca de la mentira. También es un recuerdo, pero desafortunadamente no tengo mi agenda a mano, así que la memoria no es muy completa. Me acuerdo que fue en una clase del centro de estudios con un sacerdote. No sé de qué era la clase ni cuál sacerdote. Recuerdo la sensación de escándalo que sentí. El sacerdote nos dijo algo así como que uno podía no faltar a la verdad sin necesidad de decir la verdad. Incluso clasificaba estos trucos como: equívocos, o sea decir por ejemplo, estoy en La Biblioteca, sin especificar que es un bar con ese nombre; el otro era decir la verdad a medias: yo estuve en la casa por la tarde, sin especificar que estuve cinco minutos en la casa y por fuera tres horas; o decir parte de la verdad: no estoy en casa (disponible). Creo que había más, pero no lo recuerdo. El todo es que a mí me escandalizó. No sé si es que era muy inocente o qué pero no lo podía creer viniendo de un sacerdote. El resultado fue que lo apliqué a mi charla. Si el sacerdote decía que eso estaba bien, y podíamos utilizarlo con “gente de afuera”, yo bien podría servirme de ello sin “pecar”. Ya tenía muchas cosas que me hacían pensar y que estaban armando mi camino de salida.

Me gustaría que los que saben más me aclaren si esto es parte del plan de estudios interno. Yo todavía me aterro, porque en mi vida soy sencilla y lo que ves, es lo que hay. Odio la mentira, el ocultamiento, la doblez, el engaño y las segundas intenciones. Ese cálculo preciso de decir: si digo esta media verdad no peco. Yo solo pienso: si digo esto o lo cayo hago bien o no, sin clasificarlo. Me parece un recurso de leguleyos sin conciencia.

Abrazos

Sobreviviente







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