Lectura del relato del joven rico (con moraleja) según el capítulo 10 del evangelio según sanjosemaríatodojunto:
En aquel tiempo, cuando Jesús siguió su viaje, vino un hombre corriendo y se puso de rodillas delante de El y le preguntó:
- Buen Maestro, ¿qué puedo hacer para conseguir la vida eterna?
Jesús le dijo:
- ¿Por qué me llamas bueno? No hay más que uno bueno y ese es Vuestro Padre. Tú sabes los mandamientos: No cometerás adulterio ni mirarás a una mujer a la cara; no mates; no robes salvo que sea por lo que tú llamas mi causa; no digas mentiras de nadie salvo que también convenga por las circunstancias; no engañes... al bolsillo; respeta a tu padre y a tu madre, pero mejor olvídate de ellos…(y una larga lista de obligaciones que Jesús tardó en relatar y que cortamos solo por abreviar).
El hombre le contestó:
- Maestro, todo esto lo he cumplido desde niño.
Jesús lo miró con cariño acordándose de él y de su vocación desde toda la eternidad y le dijo:
- Una cosa te falta: anda, pide la admisión de numerario, ni se te ocurra vender todo lo que tienes y menos aún dárselo a los pobres, y entonces tendrás riqueza en mi Cosa; luego ven y sígueme para que te ponga un plan de vida intenso que vaya limando las aristas de tu carácter.
Pero cuando oyó esto, el hombre se afligió y se iba a ir triste porque se iba a casar con Filotea de Navarra y Yerbas-secas, que era más rica que él, y así se lo dijo. A lo que Él replicó:
- Entonces, pide la admisión de supernumerario; ni se te ocurra vender lo que tienes pero dale a los que siempre dicen que son pobres cada vez que te pidan. Eso sí, vive totalmente desprendido.
Entonces el joven rico se fue contento porque antes era rico sin más y ahora podía santificarse haciéndose más rico todavía... en nombre de Dios.
Un abrazo,
Fletcher