He leído la aportación de puntoycoma  del pasado viernes 23, abundando en otra de Drew, acerca de las últimas disposiciones tomadas por Raimon Panikkar en relación a sus documentos de carácter personal.

No conozco en profundidad  la figura de Raimon Panikkar ni su obra, así es que no tengo opinión formada sobre este poliédrico personaje. Acojo los juicios de valor expresados por puntoycoma, con cierta distancia y como una posible cara más del poliedro que conformamos todos los seres humanos.

Con todo, no alcanzo a comprender qué valor aporta al fondo del escrito (el establecer eventuales paralelismos entre rasgos de las personalidades de Raimon Panikkar y el Padre Escrivá) el conocer las opiniones subjetivas y gratuitas del autor acerca de lo catalán, el marketing aplicado, o sus respetables filias y fobias.

Entiendo bien –faltaría más- que pueda no gustar la pintura de Miró, la cocina de Adrià, o la capacidad interpretativa de Casals. No concibo, desde una aproximación documentada a estos personajes, que puedan  ser despachados globalmente como caraduras y vulgares o ser reducidos  a simples productos de marketing.

Si el método de aproximación al personaje de Panikkar es el mismo … habrá que convenir que como bien dices en tu escrito, las opiniones que manifiestas valen muy poco.

CanClavell