MI HISTORIA (3): Directores.- Ricardo
Fecha Wednesday, 14 March 2012
Tema 076. Agregados


MI HISTORIA (3): Directores

Ricardo, 14 de marzo de 2012

 

Quisiera ahora hablar un poco de los directores que me "guiaron espiritualmente" durante mi largo paso por la obra.

Con el que estuve más tiempo, era un tipo de abolengo, con una familia muy adinerada, muy parco al hablar sonreía muy poco, y solo lo hacía cuando contaba sus propios chistes, el resto del tiempo solo mostraba una sonrisa totalmente gélida y fingida. Este me corrigió muchas cosas, parecía que la tenía en contra mía. Las confidencias me parecían una eternidad porque no me decía nada, yo ya no sabía qué contarle además de que siempre era lo mismo. En fin...



Recuerdo que yo tenía un amigo con el que pasaba mucho tiempo, hablábamos mucho de música, lo invitaba al centro y allí conversábamos mas sobre música que sobre otras cosas. Él era medio agnóstico y yo trataba de convertirlo, pues bien un día de tantos le digo al director que tal día vendría mi amigo y que iba bien, que cada vez éramos mas amigos. La respuesta de mi director con la voz muy alta fue que ese "tipo de gente" no interesaba que vinieran al centro y que corte con él inmediatamente. De cien almas nos interesan las cien ¿cierto?.

Otro director me hizo lo mismo. Llevé un amigo que era poco listo, no era popular en la universidad y su conversación no era digamos atrayente, pero tenía un corazón muy grande y muy buenas disposiciones religiosas. Pasado un día el director me dijo que no invite nuevamente a ese amigo porque no era del "tipo" de los que vienen por el centro.

En otra ocasión había llevado un grupo de amigos, digamos que eran los líderes de entre sus compañeros de universidad, notas altas, buen vestir y sobretodo un agradable aspecto. El director muy contento me dijo que habría que buscar a más chicos como estos, sobre todo como J. S., que venía de una familia muy adinerada, y era el primer puesto en su carrera. Bueno, obviamente que no iba a encontrar más iguales a J. S., así que llevé a otro grupo de "amigos" y al día siguiente lo mismo:

- Oye no traigas a chicos como los de ayer, mejor sigamos como los del primer grupo, trae más como J.S. (Palabras textuales)

Como se habrán dado cuenta, era muy apostólico, y mi director iba catalogando a cada uno de los amigos que llevaba, de manera que me iba orientando a quienes les daría más tiempo y a quienes sería mejor dejar de frecuentarlos. Hice durante un tiempo amistad muy buena con uno de los chicos que iba por la meditación, asistía a la catequesis, etc., es decir todo un chico de san Rafael, pero un día el director me dijo que no era pitable, argumentando unas razones, y que ya no pierda tiempo en él que lo deje allí nomas.

Un secretario especial me traía loco con los gastos que hacía. Un día de esos me llamó el director y con mi cuenta de gastos en mano empezó a preguntarme sobre cada uno de los gastos que tenía. Yo explicaba todo porque siempre vivía la pobreza a rajatabla como me habían enseñado, esto es, no compraba una bebida sin antes consultar, así de encuadernado me tenían. La conclusión del director era que debería de gastar menos, yo añadí que ya no podía y el concluyó con un “busca la manera”.

Me tocó una vez hacer la charla con un catedrático español, y por tanto era una vaca sagrada en la región. El tipo ni me miraba, nunca decía nada, y la charla acababa cuando el se ponía de pie y salíamos de la habitación. Una vez me crucé por la calle con él, me paré a saludarlo, el tipo ni se inmutó y siguió su marcha sin tan siquiera mirarme, ¡ay! las vacas sagradas cómo las detestaba.

Yo a esas alturas ya sabía clasificar a la gente que conocía, y como era profesor de una obra corporativa, se notaba entre los alumnos que tenía preferencias, pero no eran preferencias sino que ya había germinado en mí el criterio de selección; al resto simplemente los ignoraba, no existían para mí y concentraba toda mi labor con los que interesaban, todo bajo la tutela de mis directores. No tardaron en surgir rumores de entre los alumnos acerca de mis preferencias, pero como yo solo obedecía, era lo que Dios quería que hiciera, no me importaba.

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