Mi historia (2). Pequeñas sorpresas.- Ricardo
Fecha Friday, 09 March 2012
Tema 076. Agregados


Mi historia (2). Pequeñas sorpresas

Ricardo, 9 de marzo de 2012

 

Dos meses de pitado, y todo iba bien, me tocaba ir a mi primera convivencia, me enteré que la hacíamos todos los años, eran de 21 días y generalmente durante las vacaciones, bueno a ver qué me tocaba.

- ¡Cilicio!

- ¡Disciplinas!

- ¡Que no vamos a fiestas ni a espectáculos públicos!

- No cine??

- ¡Que todo mi dinero se va a caja?, ¿Que consulto todo?...



¿Y por qué no me lo dijeron antes? Algo se remeció dentro de mí, pero bueno era la Obra de Dios y El me había llamado a ella como agregado así que eran sacrificios que tenía que hacer. Estaba desesperado por volver a mi casa. El trato era cortés pero un poco cortante.

Cerca había otra casa de convivencias, me enteré que había una de numerarios. Tuve que pasar por allí a hacer un trámite y pude comparar que la casa donde yo estaba era mucho menos cómoda comparada con la de los numerarios. Ésta tenía baño propio para cada cuarto, en la mía tenía que esperar turno para ducharme y dormía en literas triples, todo un cuartel. Además me di cuenta a leguas que los numerarios que estaban allí eran de otro estrato social, se notaba por su ropa, sus rasgos, sus autos, donde estudiaban, etc. Yo, repito, venía de una casa sencilla y sabía reconocer esos rasgos. Eso provocó un ligero movimiento en mi interior, habían diferencias, curitas... que ya comentaré después, directores... ya estaba un poco mareado no sabía dónde estaba realmente, solo conocía a unos pocos y me cogía de ellos para sobrevivir esos días.

Mi primera corrección: Crucé las piernas en el circulo, ¡qué pecado!, Dios me ampare. El tipo que me lo dijo lo hizo de una manera tan dura que me pareció que había ofendido al Papa. Me llevó a una habitación me encerró y me lo dijo solemnemente, yo cada vez mas mareado.

Recuerdo que el director de la convivencia insistía en que fuésemos lo más elegante a Misa. Yo no llevé traje ni, mucho menos, ropa elegante, dado que no me lo dijeron y tampoco es que tuviese mucha. Se lo dije. Pero después de la tertulia lo repetía todos días… ¡Pero si yo era el único! Es decir me corregía públicamente y yo humillado por no haber llevado traje ni algo elegante.

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