Los Ojos de los Otros.- Emevé
Fecha Friday, 24 February 2012
Tema 020. Irse de la Obra


Los Ojos de los Otros

Emevé, 24 de febrero de 2012

 

 

Este tema de nuestra credibilidad ha abierto muchos hilos de discusión que a su vez abren otros, y así es la vida misma, no hay Director que nos diga por dónde deben ir nuestros pensamientos libres, simplemente uno va por donde la gana se le da, y eso ya merece celebrarse.

 

Yo creo que a todos los exes les debe pasar lo mismo (un guiñito a quien reconozca el valsecito) y es que cuando una sale no porque quiere sino porque no la quieren (nos echan del opus por mostrar un problema serio: tener personalidad propia) y sale convencida de que todos tienen la culpa, menos el Opus, suele pensarse una sola cosa: solo queda casarse con uno que sea supernumerario o cooperador y con el tiempo hacerse supernumeraria o cooperadora...



Es más, sé de gente que se ha salido por voluntad propia (mis ídolos porque supieron ver lo que yo no quería ver) cuyo pensamiento era más o menos el mismo: buscarse un buen partido y con el tiempo hacerse de San Gabriel, tener varios hijitos y a ver si alguno salía de San Miguel.

 

Este es el pensamiento que más o menos debe tener (haciendo una odiosa generalización, claro) aquel(la) numerari@ o agregad@ que nos lee en estado de confusión, con deseos de salir pero no convertirse en esos asquerosos pecadores, fornicadores en que se convirtieron la mayoría de los que se salieron, jugándose (¡por un plato de lentejas!) la salvación.

 

Y esta que suscribe, no es precisamente el típico modelo de lo que una numeraria (o agregada) actual quiere llegar a ser cuando salga, ¿quién dentro del opus sueña con llegar a ser una mamá soltera? Lo mío es el desejemplo total, lo sé, lo sé.

 

Cuando me sacaron del opus más confundida que ratón en laberinto de quesos (que no sabe ni a dónde ir, ni qué queso comerse) lo primero que pensé fue en no comprometer mi salvación y seguir cumpliendo a rajatabla el plan de vida, yendo a cursos de retiro anuales y manteniendo Dirección Espiritual en el Opus. Y así lo hice, por más o menos dos años (o tres, o cuatro).

 

Me carcomía una depresión enorme, porque yendo por el opus, yo seguía pensando que esa era mi vocación, era capaz de mantener el plan de vida, no me fijaba en ningún hombre y anhelaba regresar más que nada en el mundo. Pero eso parecía sentirlo solo yo, porque en realidad mis ex hermanas me miraban con complejo de superioridad, llegando incluso una a sugerirme que busque casarme con un amigo al que conocí, porque era un importante (y platudo) profesional exitoso (ahora famoso).

 

Claro, la cantaleta oficial era que el Opus no tenía la culpa de nada, yo tuve vocación por unos años y luego el Señor me la quitó. ¿Quién tiene la culpa en ese caso? Mis Directores me decían que el Opus de Dei no la tenía. Yo les creía todo. Todo.

 

Algo no me cuadraba y yo reptaba por el planeta en una situación de propensión al suicidio continua (ay mi Jesús, ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, contigo porque me matas, sin ti porque me muero). Engordé casi 30 kilos. Me deformé espantosamente, de modo que quienes me veían sentían la misma repulsión que yo sentía hacia mí.

 

Y seguía buscando ayuda del Opus, yendo a meditaciones, retiros espirituales, bendiciones, confesiones y etc., etc. Me vieron deteriorarme poco a poco, pero la culpa no era del Opus, por si acaso.

 

Pasaron años hasta que un día desperté hastiada de pastillas anti depresión que me daban los especialistas (a quienes les contaba todo MENOS mi paso por el Opus para no hacer quedar mal a la madre guapa), y decidí que por qué diantres la culpa de todo la tenía que pagar yo. En definitiva ¿quién carajo me dio la vocación? ¿Quién carajo me la quitó? Y dije “el que da y quita con el diablo se desquita” y “te vas a la mismísima mierda por arruinarme la vida”.

 

Y me peleé con Dios.

 

Vuelvo al inicio. ¿Quién de los actuales miembros que nos leen quiere salir del opus para acabar peleando con Dios? Apuesto a que nadie. Y luego de leerme, sé que nadie recorrerá el doloroso, triste y auto destructivo camino que yo recorrí.

 

Les voy a ahorrar lágrimas, dolor e intentos de suicidio. Si salen del opus: no vuelvan, ¡ni locos!, corran, corran fuerte, corran lejos. Si quieren continuar con su plan de vida y garantizarse la salvación (luego de unos años es posible que esta ansia les cause ternura) busquen un diocesano o a un carmelita descalzo, pero a nadie del opus. Si necesitan ir a un siquiatra, cuéntenle de su paso por el opus (que sea un siquiatra bastante lejano del opus). A ustedes les parece irrelevante lo que digo, pero es relevante, es clave. Yo lo he padecido en carne y alma propia. Créanme, por favor, créanme.

 

Aunque sea una ex numeraria comelentejas, madre soltera, que no va a misa y tiene amigos gays.

 

Por su bien, créanme.

 

Sigo con la historia, haciendo un largo salto de tiempo que se pasó entre depresiones, malas decisiones y continuo deseo de morir. De repente un día desperté y había una vida en mi vientre. Pensé de todo (pensé en evitar el escándalo, claro) y pensé en mis ideales, en lo que yo había jurado defender con mi vida, en aquello en lo que creí, pensé en Dios. Pensé en Él y me abandoné a Él. Y abracé la vida que Él me enviaba, porque cada vida solo depende de Él.

Y me enamoré de nuevo de Aquel a quien nunca dejé de amar (me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre, en la arena he dejado mi barca: junto a Ti buscaré otro mar).

¿Salirse del opus para volverse a encontrar con Aquel a quien le regalé mi vida al hacerme del Opus? ¿Seguir sintiendo (más de 17 años después) el mismísimo amor, la mismísima entrega, la mismísima ilusión, sensiblería y felicidad que sentí a los 17 cuando pensaba que me entregaba a Él firmando una carta que fue para mí un contrato de por vida?

No sé qué ven los ojos de los otros, no sé qué elijan ver.

Mientras Él sepa la verdad, todo bien.

(Este testimonio va en homenaje a Simple-mente quien el día 22.02.12 me ha llegado al alma con su escrito).

Saludos a todos,

Emevé.

P.S. Quiero agradecer los relatos de Normalito y de “Yo” del 22.02.12, sé que a veces cuando uno escribe cosas tan propias de uno, se siente como algo que se arranca fuerte del pecho (algunos lloramos al escribir cosas tan personales, díganmelo a mí que llevo años llorando al leer y al escribir a Opuslibros) pero eso que se arranca del pecho sale del alma, y se libera. Gracias por arrancarse un poco de sus almas. Y sé que les hará mucho bien seguir haciéndolo. No están solos, aunque lo parezca.







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