Sobre la credibilidad.- Ramón
Fecha Friday, 17 February 2012
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Hola a todos,

 

Como era de esperar, el debate que inició EBE sobre la credibilidad de los ex miembros hace unas semanas, ha dado origen a un diálogo brillante que si no se tuerce ayudará a poner más en claro las actuaciones del Opus Dei y su papel en la iglesia. Por qué no decirlo, creo que OpusLibros está poniendo a la iglesia católica en un brete de difícil salida.

 

En sus diez años de existencia, OpusLlibros ha ocasionado el envío de una carta al Vaticano, ha desenterrado documentación desconocida sobre el funcionamiento interno del Opus Dei, ha desenterrado datos desconocidos al común sobre el turbo santo, etc. etc...



Con paciencia franciscana, erudición a manta, un juego limpio y bastante sentido del humor (Satur, pero también Dionisio, NoValiolaPena, aceitera, aceitera...) ha dado al público una visión del Opus Dei que si bien el común de los ciudadanos ya intuían, la clase media-alta católica conservadora no quería ni imaginarse. Esto, evidentemente, pone en un aprieto al responsable de la Cosa, que no es otro que la Iglesia católica apostólica y Romana (hay más católicos que los romanos).

 

El Sr. Trillo, conspicuo opusiano, embajador en Londres nombrado por D. Mariano Rajoy acuñó una imagen jurídica que era la responsabilidad "in vigilando". Es decir, que el jefe debía vigilar a los mandaos. ¿quid custodet custodes? pues según él, el jefe. Según esta teoría, dado que el Sr. Roldán era un corrupto, el presidente del gobierno que le había nombrado debía dimitir. Extendiendo el razonamiento, Juan Pablo II que mantuvo a Marcial Maciel, contra viento y marea, cuyos obispos encubrieron la pederastia debería dimitir también. Pero por lo visto, no se sigue. La jerarquía, en cambio, en el caso del Opus Dei no quiere saber nada. Es como los tres monos: ni oye, ni ve, ni dice. ¿Por qué? Como dice Dionisio, ellos sabrán.

 

Yo vuelvo, aunque cansinamente, a lo mismo: porque en el fondo están de acuerdo, porque en el fondo, el Opus Dei les viene bien. Porque, como dice o intuye Dionisio, la jerarquía actual añora los años de cristiandad, la unión de altar y trono que dejó Constantino. Ejemplo: no deja de sorprender que la Iglesia católica, que tantos follones armó a Zapatero por el matrimonio gay, no salera a la calle ni un minuto contra un impresentable, corrupto, vicioso, sinvergüenza como Berlusconi. Ni oste ni moste.

En mi opinión, la iglesia confunde los "enemigos" de la fe con los que le ponen las peras a cuarto o simplemente no coinciden con su visión del mundo. En cambio, los pelotas, lame... y simples aprovechados son bienvenidos si cumplen mínimo: decir que la iglesia hace muchas cosas buenas, los rojos son muy malos y no al aborto.

 

Como dice Dionisio, no se entiende en qué coincide lo que enseña el muy opusiano insituto IESE, neoliberal a rabiar, con la doctrina social de la iglesia. No se entiende por qué la iglesia, sigue en España una política de expansión institucional (universidades y colegios) incluso a veces rozando la ilegalidad, y desde luego en algunos lugares como Madrid, con un destacado trato de favor. No hay más que ver quiénes van invitados a los actos eclesiásticos institucionales. O sí se entiende por lo que el Opus Dei aporta a la iglesia: una plataforma de poder para seguir atando a la sociedad a su medida. Que esto encubra un programa socioeconómico rabiosamente capitalista, que contradice todo lo que propugnan Cáritas, Manos Unidas, HOAC, etc. da lo mismo. Son de los suyos.

 

Desde OpusLibros se dice que el Opus Dei está de ala por la falta de numerarios… pero están los supernumerarios. Nunca ha tenido tantos miembros influyendo en la política y las finanzas de España, Europa y América. Hasta tiene un tipo, Santorum en la carrera presidencial de los EEUU. Casi ná. Como para decirles nada.

 

Y finalmente, el tema de los tiempos: que si la iglesia no puede apresurarse, que si somos muchos, que si los frentes abiertos... La turbo santidad de Escrivá no llevó ni 20 años. En mucho menos tiempo se cargaron la teología de la liberación, y eso que eran muchos. En mucho menos tiempo han censurado a Juan Masia y a Jose Antonio Pagola. Y la sangre de los mártires, como Monseñor Romero y Monseñor Gerardi, Ignacio Ellacuría, las mujeres que cuidaban su casa, sus compañeros jesuitas, Rutilio Grande, y otros tantos, sigue sin ser reconocida ni con una beatificación.

 

Y hay una cosa muy clara: cuando el enemigo te ataca, el silencio del amigo te condena.

 

Con Dios,

Ramón







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