Soy incapaz de imaginarlo.- Dionisio.
Fecha Wednesday, 15 February 2012
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Querido Jacinto y queridos amigos

Las preguntas que nos planteas sobre la Iglesia y el opus son importantes, esenciales me atrevería a decir, entre el numeroso grupo de lectores de opuslibros que quieren seguir practicando la fe católica. Una vez más se confirma que la verdadera sabiduría consiste en hacer las preguntas adecuadas. Querido y sabio Jacinto, como la ignorancia es atrevida, me atrevo a tratar de responder...



Tus preguntas me traen otras en cadena tratando de creer en el divino Maestro y seguir humildemente sus huellas. La primera pregunta es si lo que hoy llamamos Iglesia Católica tiene algún parecido con la Iglesia primitiva, con la de los Apóstoles, la de Origenes y Tertuliano, la de Ignacio de Antioquía, de los siglos primero y segundo. La respuesta es sí, tiene parecidos,pero muy escasos. No consigo visualizar a San Pedro manteniendo ocultas las finanazas del Vaticano; como tampoco consigo visualizar a Tertuliano suscribiendo un concordato con Mussolini o Hitler, ni se me ocurre de qué manera podría Santa Águeda aceptar el comportamiento de la Iglesia con los curas pederastas; no puedo imaginarme a un San Clemente Romano dándose un paseo por los jardines Vaticanos en un receso entre sus pláticas con los funcionarios de alguna de las sagradas congregaciones, no puedo comprender que Santa Inés hubiera visto con buenos ojos la canonización de un ex-marqués de la Perta Alta, como tampoco me imagino a un Policarpo haciendo oídos sordos a las denuncas de OpusLibros... y así podriamos continuar durante un buen rato, pero no quiero ser tedioso. A lo que voy es que me parece que la Iglesia primitiva, posiblemente la más auténtica, no la puedo imaginar actuando como hacen los que dicen ser sus sucesores y herederos. De cualquier modo, soy consciente de que mi incapacidad de ver un fuerte nexo entre las dos Iglesias, la actual y la primitiva es subjetiva, que yo no pueda verlo no significa que no exista, pero tampoco puedo dar como un hecho que exista y por eso transmito la pregunta a los lectores.

La cosa se puede volver mucho más dramática si la pregunta la formulamos de la siguiente manera: ¿Es esta Iglesia (la de hoy) la que Jesucristo hubiera querido? Piénsalo. Sabiendo lo que hizo con los mercaderes del Templo ¿qué haría el Maestro con los financieros del Vaticano? ¿Si ponía como ejemplo al pastor que deja noventa y nueve ovejas para ir en busca de la oveja perdida creéis que haría oídos sordos a las demandas de justicia que hacen los amigos de OpusLibros? ¿Cómo habría actuado con los pederastas Aquel que habló sobre arrojar a alguien al agua con una piedra de molino atada al cuello? Quien multiplicó panes y peces y convirtió el agua en vino ¿qué habría dicho sobre una jerarquía obsesionada con el aborto y el matrimonio homosexual, pero callada o timorata sobre el desempleo, la corrupcion y los abusos de la banca? ¿No dijo algo sobre que las prostitutas os precederán...? ¿Cómo no les habría dado un buen escarmiento a los canonizadores del santo de la gente de categoría y nivel Aquel que hablaba de camellos y ojos de las agujas, y no hacía ascos de juntarse con la gente que otros llamaban chusma? ¿Por qué el Señor no fue al IESE a reclutar a sus apóstoles y los buscó entre los pescadores de mar de Galilea, que eran unos brutos ignorantes? ¿La organización de JPII y de BXVI es la Iglesia que Jesucristo tenía en mente?

Yo creo en la Iglesia, en lo que definitivamente no creo es en una organización que usa el nombre de Dios para hacer cosas que yo no acepto. Y si yo que soy una mierda pinchada en un palo no acepta ciertas cosas, tengo la más absoluta certeza de que Dios no las acepta tampoco. ¿Cómo es esa Iglesia en la que yo creo? La respuesta se escapa completamente de la temática de OpusLibros y es un asunto personal, que no tengo inconveniente en ventilar, pero lo haré privadamente a quien le interese.

La Iglesia primitiiva, con sus defectos, que los tenía, era mucho más auténtica. La cosa se arruinó desastrosamente cuando al astuto Constantino se le ocurrió que ser cristiano iba a ser guay y que sustituyendo el paganismo por el cristianismo le daría nueva vida al agónico estado romano. Así de un plumazo los clérigos se convirtieron en funcionarios del Estado (pagados, por supuesto) investidos con un poder inaudito con el respaldo del emperador, nada más. Ahí acabó todo. Ya un pescador galileo no podría ser obispo, ahora ese era un cargo disputado por las familias importantes. Ya las prostituas no precederían a nadie y la chusma ocuparía el lugar que le correspondía, los esclavos a lo suyo, porque el cristianismo ya era una cosa de nivel, para gente de categoría. La iglesia se convirtió en una organización, con su burocracia, con su jerarquía, sus símbolos de poder. Y eso les gustó mucho, tanto que todavía no lo han dejado. Siguen anclados en eso. Con sus ortodoxos y sus heterodoxos, en menos de una generación pasaron de perseguidos a perseguidores, pasaron de ser mártires a martirizar.

La Iglesia ganó mucho en cuanto a eficiencia, pero perdió en casi todo lo demás al convertirse en una burocracia. Y no tardaron mucho en caer en la aberración de las burocracias viejas, que al final son endogámicas, se olvidan de cual fue su razón de ser y se convierten en un objetivo en sí mismas. La burocracia termina buscando su propio interés y viendo a los que están fuera de su organización como enemigos o al menos como poco amistosos. La burocracia se defiende a sí misma en lugar de cumplir su misión. Esto explica perfectamente los comportamientos asombrosos del Vaticano y las jerarquías locales en temas como la pederastia o el lado oscuro. Están mucho más preocupados por defender sus intereses (imagen, poder, dinero, influencias, etc.) que en defender al rebaño del que supuestamente son responsables.

Soy plenamente consciente de que mi postura personal no encaja plenamente en los moldes de la ortodoxia oficial. Sin ser un experto en la teología protestante tengo la impresión de que muchas de estas ideas podrían ser estigmatizadas con el calificativo de heréticas y protestantes, pero realmente no es el juicio de estos señores el que me preocupa (hace no mucho sí me hubiera preocupado la real posibilidad de acabar chamuscado o muy magullado) pues Quien me juzgará conoce el interior de mi pobre alma. Otros son los que se deben inquietar cuando Ese mismo les pida cuentas del rebaño y les pregunte por el escándalo y les muestre un montón de piedras de molino. ¡Eso sí que va a ser rejalgar!

Me alegra muchísimo el regreso de emevecita y coincido absolutamente con Janabenito: caerán por su propio peso y el de todos sus pecados.

Os dejo que es tardísimo y mañana voy a estar agotado. Ni siquiera tengo tiempo de releer mi escrito.

Un abrazo muy fuerte de Dionisio el areopagita.







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