Un pasito más.- samuel
Fecha Monday, 26 December 2011
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Yo me acerqué de adolescente a un club de la obra porque lo frecuentaba otra persona de mi colegio, que era de Fomento (es decir, con curas del opus). Con catorce años iba a misa diaria a pesar de que mis padres no eran creyentes. Durante un año hablé con muchas personas de la obra, fui al club, hice muchas preguntas y me confirmé muy convencido. Me extrañó que nunca me dijeran que tenía vocación. Durante los tres años siguientes tampoco me lo dijeron nunca. Quizá fueron las preguntas incómodas que hacía, del tipo: "si dios me dice que tengo que matar a mi padre, ¿qué es lo correcto?". Yo sólo trataba de aprender esta nueva doctrina que no había mamado en casa. Además, teniendo en cuenta que Abraham estaba dispuesto a matar a su hijo la pregunta no era tan rara (hoy en día, si alguien intenta matar a su hijo porque se lo dicen voces en su cabeza inmediatamente le quitan la custodia del menor. ¡Hoy en día las religiones abrahámicas ni siquiera podrían empezar!)

Yo notaba incoherencias. Estaba hablando con un cura de la obra, entraba en la habitación un niño con síndrome de Dawn, el cura hablaba con él alegremente pero en cuanto el niño se iba no tardaba en menospreciarle. Pero lo que se me quedó más marcado es que me invitaran a hacer dos viajes en el club para hacer esquí acuático, hiciéramos un montón de reflexión con Camino, Surco, etc. y a la hora de la verdad no mostrasen ninguna compasión con mi torpeza con los esquíes. Apenas me dejan probar unos minutos, sin enseñarme bien y luego en seguida los numerarios se los ponen y se tiran un buen rato esquiando. Termina el esquí y cuando te tienen en la barca en medio del mar (sin posibilidad de escape) tienen la brillante idea de rezar el rosario con letanías en latín incluidas porque no tenían la hojita de las mismas en castellano (ni sabían el latín suficiente para traducirlas de cabeza, supongo). A mí esos viajecitos me dejaron claro que esa gente no eran mejores personas que algunos amigos que tenía de mi edad que ni aprobaban los exámenes del colegio.

Tuve suerte y al finalizar el bachillerato cambié de ciudad. Unos meses sin contacto con esta gente y con tiempo para reflexionar bastaron para ver claro que la religión, por muy bien que la montase Tomás de Aquino, se basaba en una piedra de cartón llamada fe de la que no había ninguna prueba por definición. El creerse algo porque sí me pareció inaceptable y pasé inmediatamente a ser apóstata.

A uno se le quedan efectos secundarios. Durante algún tiempo creí en almas eternas, fantasmas y demás. Un poco más de educación y reflexión bastaron para pegarle la patada al resto de creencias. ¡Qué bien se vive sin dogmas! Desde entonces he ido cambiando de opinión sobre muchos temas en muchas ocasiones, conforme las pruebas, las evidencias y los argumentos adecuados han estado a mi alcance. Ahora me doy cuenta de que mucho de lo que me dijeron aquellos años no sólo no era bueno, era inmoral.

Bueno, aquí queda mi historia. Me he dado cuenta de que nadie ha mencionado aun a Christopher Hitchens en toda la web. Es una lástima, merece la pena conocerlo. Aquí va un vídeo suyo (inglés).

samuel









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