Aclaraciones sobre la infalibilidad magisterial.- Giovanna Reale
Fecha Monday, 19 December 2011
Tema 010. Testimonios


Constato que mi aportación del 9.12.2011 ha causado un debate entre Charlypitt (14.12.2011) y Ramón (16.12.2011). Quisiera aclarar algún concepto al respecto. No niego, como ya afirmé en una anterior aportación (29.10.2011), que el Espíritu Santo asista a la Iglesia en el mantenimiento de la fe y en su profundización ni tampoco niego que el Magisterio episcopal, en el marco de la sucesión apostólica, cumpla una función clave en esa custodia-crecimiento de la fe revelada. Mis comentarios se limitaron a proporcionar una sugerencia de mejora (no una negación total) al ejercicio práctico del Magisterio episcopal y papal, pues me parece fuera de lugar adoptar una actitud propia de “club de infalibles” o de jerarcas superiores a los demás seres humanos a la hora de ejercer ese Magisterio. Hay procedimientos más inteligentes y eficaces de ejercerlo. Mi crítica pretendía ser constructiva y no destructiva.

 

El problema de Charlypitt, que me malentendió, se debe tal vez a que –con independencia de que, según Ramón, Charlypitt siga la actual tendencia de “estos tiempos de orgullo católico, de reacción restauradora, de sacar músculo fervoroso”– los textos publicados por escrito en una página web a veces no se entienden bien en todas sus dimensiones, máxime si el tema tratado es destacadamente sensible por razones religiosas, ideológicas o sentimentales. Por Internet no siempre nos conocemos personalmente, no nos vemos las caras, carecemos de antecedentes sobre quién es quién, no captamos los matices propios de las intervenciones en directo, un autor tiene unos conocimientos o presupuestos culturales que un lector no tiene y viceversa, etc. Todo ello explica que de vez en cuando la comunicación entre internautas se dificulte hasta el punto de que surjan malentendidos de este tipo.

 

Por último, aunque Ramón exagera cuando dice que la fe no depende de lo que diga la Iglesia (pues es en la Iglesia donde la fe se transmite), comparto en lo sustancial su opinión, que coincide con la que manifesté en mi aportación del 29.10.2011: el Magisterio de la Iglesia no debería ejercer los carismas recibidos por el Espíritu Santo para aferrarse al poder terrenal controlando con prepotencia las conciencias de los demás creyentes, sino para servir al resto de la Iglesia y a la humanidad entera. Por tanto, mi sugerencia sobre el ejercicio de ese Magisterio no se limita sólo a aspectos metodológicos, sino también a sus fines; y subrayo que se trata de una sugerencia formulada desde la más estricta lealtad, pues, como sabrá Charlyplitt, las legítimas discrepancias no son sinónimas de rebeldía.

 

Giovanna Reale









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