Sobre el secreto de confesion en el Opus Dei.- Otaluto
Fecha Friday, 09 December 2011
Tema 070. Costumbres y Praxis


Los testimonios aportados sobre el tema de la violación del secreto sacramental han sido mas que elocuentes y muy importantes. Sin embargo, frente a cada caso concreto, por significativo que sea, se puede aducir justamente eso, que es solo un caso concreto...



Antes de pitar, cada vez que expresaba una opinión negativa con respecto a alguna práctica que observaba en alguien de la obra, la respuesta era ineludiblemente la misma: No hay que generalizar. Puede ser que fulano haya hecho esto o lo otro, y no significa nada con respecto a la obra en general.

Una vez que pité, me di cuenta de que la obra es el gran mundo de las generalizaciones. Con mucha liviandad se juzga a un grupo, a una sociedad, y hasta la humanidad entera. “no nos comprenden”, “están en contra de la Iglesia”, “son materialistas”, etc. Hacia adentro también es el mundo de las generalizaciones: “los numerarios no hacen esto o lo otro”, “nunca ha ocurrido ni ocurrirá”, etc.

Y aunque ellos no respeten este principio de puertas adentro, quizás haya algo de verdad en que no debe generalizarse en base a casos concretos. Que algún sacerdote haya faltado al sigilo sacramental no significa que todos lo hagan.

La pregunta es entonces, si existe algún indicio de que, más alla de los casos puntuales, se viole de modo sistemático el secreto de confesión.

Mi punto de vista es el siguiente. En una época, muchos años atrás, estaba empleado en una institución financiera. Existia una regla no escrita que decía que ninguna persona que trabaja en finanzas puede ir a un Casino. Al principio me sorprendió escucharlo, y sin embargo es del mayor sentido común una vez que uno entiende esa profesion: nadie que maneje dinero ajeno puede tener una conducta dispendiosa.

Asumo que habrá reglas no escritas en cada profesión. A mí me molestaría ver a un cirujano acodado en la barra de un bar cada tarde, por ejemplo. Un policía no puede tener amigos ladrones. Un militar no viaja a un país con el que existe un conflicto diplomático. Un profesor no sale con sus alumnas. Un juez no da entrevistas a la prensa acerca de un caso que esta juzgando. Cada uno me dirá.

¿Son delitos? Para nada. Son simplemente cosas que no se hacen, si uno toma en serio su profesión.

Y ahora sí voy al punto: ¿Qué hace un sacerdote asistiendo semanalmente a reuniones privadas donde se habla de la vida y obra de personas que él confiesa? ¿Para qué se necesita al sacerdote en esas reuniones, si no es para hablar de sus dirigidos? Aclaremos que no se trata de una participación puntual para discutir, por ejemplo, los horarios del centro. Todo lo contrario: el sacerdote está siempre. Y mi experiencia personal en reuniones de consejo local, es que el tema principal, que ocupa el 90% del tiempo, es hablar de intimidades de las personas.

La presencia del sacerdote en esas reuniones constituye una violación a la ética, ya que se trata de un riesgo permanente a violar el sigilo. Con todo derecho, y sin mediar pruebas, puede inferirse que esa conducta inapropiada encubre la violación sistematica del sigilo sacramental.

Yo no necesito más: así como no le daría mi dinero a un banquero jugador, ni me dejaría operar por un cirujano alcoholico, tampoco confiaría un solo tema íntimo a un sacerdote del opus dei, ni en confesión ni fuera de ella.

Paz a todos.

Otaluto.







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