INSENSIBLES.- Satur
Fecha Wednesday, 23 November 2011
Tema 010. Testimonios


Recuerdo una tertulia en petí comité desenfadada y distendida, con un altísimo director de la prelatura que, refiriéndose al subdirector de san Rafael de una delegación comentó.

- Éste fulano no sirve para ese cargo: es demasiada buena persona, y sufre cuando hay que hablar de pitar a alguien.

Yo conocía al tal subdirector, y la verdad es que sufrir, sufría poco. Otra cosa era cuando le decían “venga, háblale otra vez para pitar”, el tío tenía sus escrúpulos... sobre todo si era la vigésima vez que lo hacía en un día.

Me quedé con la copla esa de “no sirves si eres buena persona, porque sufres”.

Me contaba uno hace unos días una anécdota que me recordó lo que estoy hablando.

Él fue subdirector de una delegación durante treinta años. O sea, que sabía de qué hablaba. Un año llegó de director de la delegación un cura que, por lo visto, era insoportable. No lo aguantaba nadie en la delegación, y eso que son pata negra de la cosa de la santidad. Cuesta imaginar el centro de la delegación, con su subdirector de san Rafael, su subdirector de san Miguel, el de san Gabriel, su Secretario, su director de Estudios, su director Espiritual, su foto de tía Carmen, sus rótulos en los muebles "aquí puso el culete san Josemaría", "aquí el codo", también san Josemaría, "burilla de san Josemaría", sus alfombras, su ambiente de recogimiento... en fin, ¡qué os voy a contar del ambiente que se respira en una delegación!...

Cuesta creer que ni uno sólo aguantara al director. Por lo visto el tío desgastaba más que la orilla del río. Era, así lo definió, un hombre insensible, y con una psicopática tendencia proselitista. Se podría definir su proselitismo de promiscuo. Como muestra un botón: le habló para pitar de numerario a un notas que había repetido curso y, repetido, suspendía seis por evaluación.

A tanto llegó el tema que un día se reunieron tres y le pidieron a éste que me lo contaba que ya que parecía llevarse bien con él, por qué no le acompañaba a dar algún paseo, o de excursión, o que le diera el aire. Porque por lo visto todo el mundo hacía sus planes y el hombre estaba más colgado que el payaso de los cuadros.

Y éste dijo que “mis cojones”. Parecía que se llevaba bien, pero tampoco lo aguantaba.

Así que se armó de valor y se fue a la Comisión a tratar el asunto del director y su carácter, que digamos que producía “Gran Quebrantamiento”, que diría la Biblia.

Le escuchó uno muy principal. Y cuando nuestro hombre comentó “yo es que creo que no le conocéis, pero...”

Le cortó en seco…

- Perdona, pero sí que lo conocemos. Lo conocemos perfectamente. Por eso está allí: porque no os pita ni el que mea haciendo el pino.

Y allí nuestro hombre cayó en la cuenta. Estaba entre insensibles.

Satur









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