¿ALGUNA DUDA SOBRE LA MORALIDAD DE MI CONDUCTA?
Hace unos años descubrí que la persona a la que había entregado los más preciados años de mi vida con fidelidad, me engañó desde el principio. Me utilizó, me robó, violó mi intimidad y se burló de mí aprovechándose de mi inocencia y bondad.
No fui yo la única persona vejada y traicionada, sino que allí por donde pasaba iba sembrando la traición, dejando tras de sí un reguero de personas heridas y maltratadas, a las que después de prometer mucho, dejó abandonadas y maltrechas, negándose a retribuir de alguna forma el daño causado...
Con la confianza con la que siempre le había tratado, quise hablar con él, perdonarle, olvidar lo ocurrido y tratar de ayudarle en su comportamiento.
No me escuchó y se negó al diálogo. Me reprochó mi desacuerdo con su comportamiento y me tildó de infiel.
Tuve que separarme de él.
Me vi en la obligación de denunciar sus malos tratos y su burla a la justicia y a las personas, exponiendo los daños graves que su comportamiento sigue causando.
Entregué a la justicia y a las autoridades competentes la documentación y pruebas que poseía que demostraban la veracidad de los hechos que denunciaba. Las pruebas eran duras: vejaciones, violaciones, burlas, engaños… Las aporté como único instrumento para el esclarecimiento de los hechos.
Durante largos años sólo he recibido silencio. Mis denuncias ante los distintos estamentos no han obtenido respuesta. La autoridad competente se inhibe.
Asoma el desaliento ante mi indefensión, pero reacciono: no es justo que claudique. No es justo que renuncie a mi derecho y deber de luchar porque se haga justicia y se ponga fin al daño causado a miles de personas burlando la justicia y actuando impunemente contra los derechos humanos más fundamentales.
Si la autoridad competente me ignora, sólo me queda, como último recurso, alzar mi voz ante la sociedad. Al menos, quien me escuche estará alerta para no caer en sus redes.
Me he encontrado con una página web que además de publicar mi testimonio y el de cientos de personal dañadas, no tiene inconveniente en publicar mis pruebas, por duras y fuertes que sean.
Agradezco enormemente la valentía y honradez de la moderadora de dicha web, que me permite colgar aquí las duras pruebas que muestran vivamente parte de la crueldad con la que sigue funcionando el delincuente.
Es el primer apoyo que encuentro en mi largo recorrido en busca de justicia.
Gracias
Fueraborda.
