Secreto de confesión.- Satur
Fecha Wednesday, 16 November 2011
Tema 070. Costumbres y Praxis


¡Holas, Agustina!... decíamos ayer...

Por más que se pongan algunos estupendos con el secreto de Confesión en la prelatura, de mi diré que sí se rompió el secreto. ¡Y de qué manera!

Ya lo conté, creo, pero vamos a recordarlo.

Días antes de abandonar el Olimpiakos quise hacer confesión general con un cura numerario, que lo tenía por buen amigo. Quedamos en el altillo de una cafetería que se llama El Doctorado. Estábamos solos, y allí confesé, con unas cervezas delante, sentados los dos, previa persignación en plan "alaver, que voy voy". Los pecados eran bien gordetes, como se verá...



Mi idea era empezar de nuevo y salir bien limpín.

El cura me preguntó.

- ¿Alguna de las madres con las que has tenido lío es del colegio?

- Sí- contesté.

- ¿Supernumeraria?- repreguntó

- No te voy a contestar a eso...

Pero la respuesta ya estaba dada.

Marché a Zaragoza. Y días después me llama la supernumeraria por teléfono. La oveja perdida y descarriada. O el putón desorejado, que de todo habrá en los lectores a la hora de juzgarnos.

- Oye, ¿has dicho algo de lo nuestro a don X?

Don X no es el mismo sacerdote con el que yo me confesé. Es otro.

- No. Ni a don X, ni a nadie.

- Pues don X me ha llamado a mi casa, me ha citado en la iglesia de tal (donde confiesa), y me ha preguntado directamente si había tenido relación íntima contigo. Me ha dicho "ten cuidado, que Satur no está enterrado y puede hacerte mucho daño...puede volver".

- Te prometo que a ese cura no le he dicho nada de nada... está tirando a ver qué pasa... no te preocupes.

La historia estaba clara. El primer cura, asustado por la confidencia que le hice, se lo comunica al segundo, que es el confesor de las supernumerarias con las que yo podía haber tenido relación. Y el muy bestia llamó una a una a las candidatas.

Escribí a la delegación denunciando el tema (guardando la discreción) y conservo la respuesta pidiendo disculpas y con el propósito de zanjar de raíz el asunto.

Claro, ahora imaginad cómo me miran esas supernumerarias cuando me las encuentro por la calle: ¡¡¡con loca pasión y deseos fogosos!!! (¿y por qué no conmigo, Satur?).

Por otro lado, y abundando en el tema. No sé yo si cuando un cura en el consejo local te dice "deberías profundizar más y conocerle mejor", al hablar de alguien que hacía la confidencia contigo, no está pateando el sigilo sacramental. Porque os aseguro que cuando iba a profundizar con el notas de turno el tema a profundizar siempre era el mismo: que a ti no te había contado en la charla cosas que SÍ había contado en la confesión.

Satur







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