Dirección, Sigilo, Intimidad y los libros gnósticos.- Nicanor
Fecha Monday, 14 November 2011
Tema 070. Costumbres y Praxis


Va una anécdota para César M en su escrito: “Informes: Jamás se utilizan datos de dirección espiritual”.

Estábamos de reunión en el Consejo Local de la localidad de Chiclayo, en la provincia de Lambayeque, en Perú. Desde que llegué reemplacé las funciones del Secretario que había fugado a la ciudad de Lima. Uso el término “fugado” porque, luego, encontré en el archivo CL-CR (las cartas que con código que se remiten del Consejo Local a la Comisión Regional) que tal persona había tenido una fuerte discusión con su jefe (otro numerario) por motivos que allí se describían y marchaba a Lima para culminar su tesis y titularse. En fin. Menos mal que a los años acabó por marcharse también...

Entonces, en aquella reunión que teníamos en agenda tratar sobre la labor de San Rafael, había un muchacho – con el cual había trabado amistad proselitista – que a mi buen entender daba para numerario. Tenía ya “plan de vida”, “dirección espiritual”, hacía apostolado… yo daba cuenta de lo que me contaba todas las semanas cuando conversábamos “íntimamente” ¿Acaso alguien me había hecho corrección fraterna para no contar lo que contaba? Nunca; y ya iban cerca de mitad de década que ejercía de Secretario. Sigo.

“Creo que ya se le puede plantear la vocación”, dije. Por aquellos años el Padre había pedido quinientas vocaciones. Entonces, el sacerdote irrumpió: “hay que conocerlo más”. Han de saber los lectores que se pide opinión al sacerdote en las reuniones de Consejo. Así pasó otra semana y otra que decía lo mismo al hablar de respecto al plano inclinado en que iba este amigo para pitar.

Me llamó el Director, con quien hacía la charla fraterna, para decirme: “si el sacerdote dice que hay que conocerlo más es que hay alguna causa importante por la que no puede pitar. De sus padres ya nos has informado, novia no tiene, averigua sobre su pureza”. Así pues, obedecí. Le llamé, nos sentamos y le pregunté sobre la relación que había sostenido con su novia, si habían tenido relaciones y fruto de ellas algún hijo o había participado de un aborto.

El chico entró en llanto. Sí, ella había quedado embarazada y, en el susto de ambos adolescentes, había consentido en que abortase. Ahora me explicaba el porqué el sacerdote interrumpía diciendo: “hay que conocerlo más”.

En la siguiente reunión del Consejo Local, comenté que el chico no podía pitar por haber participado en aborto, tal como se dice en "De Spiritu". El cura me miró y felicitó: “¡Qué buen amigo eres que has logrado que te lo diga!”. Hoy y ahora me da asco esta felicitación. Acordamos que deje el muchacho de venir por el centro y acuda al párroco porque futuro como fiel de la Prelatura no tenía.

Sacerdocio, sigilo sacramental, dirección espiritual, amistad, intimidad… todo tenía que estar al “servicio de Dios en el Opus Dei” y la mayor gloria trayendo vocaciones.

Conversando con un fiel de la Prelatura respecto al ¡Boom! de la Carta del Padre, decía que sí, que se había comentado en el círculo, que el Opus era una institución que cambiaba a mejor. Le pregunté si es que ahora podía buscar sacerdote cualquiera con quien confesarse, o hacer la charla fraterna, o si les habían dicho que hay un documento llamado “Modo de llevar las charlas fraternas” a libre disposición como Lectura Espiritual y otro llamado “Formato para redactar los Informes Personales” y otro llamado “Vademécum de Consejos Locales” ¡Ni idea que existían! ¿De eso no se habla?

Si tales documentos de Escrivá muestran la praxis de cómo vejar la intimidad de las personas y han sido motivo para que el Prelado se vea forzado por el Vaticano a decir lo que dice ahora en sus Cartas… ¡Dígame el lector si las ovejas no siguen siendo otra cosa sino… ovejas! Las cuales, mientras menos sepan, mejor. Sólo para los selectos – como los Gnósticos – habrá acceso y conocimiento de estos documentos ahora en litigio.

Acabo. Estos textos tan santos, tan dignos de imitar para otras fundaciones dentro de la Iglesia – como decían que era de imitar el proceso de canonización de Escrivá - ¿No pueden ser materia de la Iglesia toda vez que son escritos de un santo de la misma? Hago un paralelismo con los agustinos, ocultando el libro “Las Confesiones” de su fundador por ser “documento interno” ¡Cosa más ridícula!

Muy distinto es copiar y difundir documentos que revelen situaciones particulares ¿Son acaso los “documentos internos”, escritos por San Josemaría y el Siervo de Dios Álvaro del Portillo materia que debe emplearse sólo para lectura de algunos elegidos por la Prelatura? Entonces, empecemos por ir archivando los santos evangelios puesto que, los santos, ¿No deben haber sido como otros Cristos? Imagínense que la Iglesia mantenga “evangelios ocultos”, ¡Qué ridículo! Tan grotesco como que el Opus Dei no pueda caminar para ser una sociedad de auténtica santidad porque sigue creyéndose que “Dios así lo quiso” y, por tanto, es inmodificable. Con deísmo semejante nos bajamos todas las fundaciones e instituciones de la Iglesia, donde sus fundadores y seguidores no han guardado pudor en mostrar sus escritos y prédicas aún con errores que posteriormente han sido reconocidos por el Magisterio de la Iglesia y no por ello se les tiene por menos santos.

Dije, ¿Magisterio de la Iglesia? Creo que la Congregación de Obispos brilla por su ausencia para pronunciarse sobre todos los textos de Escrivá y la secuela de Prelados.

Nicanor
nicanor.wong@gmail.com





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