Quería haceros llegar la enorme imprudencia con la que muchos hemos manejado los informes de conciencia. Al menos yo, los hacía como churros, con la rutina y frivolidad de quien no tiene algo delicadísimo y sagrado entre manos. Por ello tal vez, con facilidad cometíamos descuidos imperdonables. Cosas que nunca debieron pasar…

Unos ejemplillos:

- En cierta ocasión, preparé un abultado sobre con destino a la delegación, con unos seis o siete informes de conciencia de vocaciones recientes que debían hacer una incorporación. Se los confié a una de ellas, colegiala, que se dirigió muy ufana a cumplir la misión que le había encomendado. En el bolsillo del uniforme, el croquis para localizar el chalé sede de la delegación, que por lo visto, no interpretó bien. A los pocos días, una nota de gobierno me reclamaba los informes, a la vez que me llamaban al orden por estar ya fuera de plazo. Tras una fácil investigación, caímos en la cuenta de que esos documentos llevaban días en manos de una anciana marquesa que creía haber leído la información de conciencia de todo un noviciado y estaba a punto de entregarla en su parroquia para deshacerse de aquello que quemaba las manos.

- Tengo una amiga que, en su trayecto de cambio de centro, tuvo oportunidad de leer su propio informe, dirigido a sus nuevas directoras.

- Varias personas conocidas han encontrado informes de conciencia sobre las mesas. Otra, separando las páginas de un libro. Otra más, descubrió el suyo a medio escribir en la máquina que se disponían a usar.

- Yo misma, en cierta ocasión, tuve que pasar un registro policial en una aduana, en el que se me requirieron sobres que contenían, además de fajos de dinero, notas de gobierno e informes de conciencia.

- Cuando llegaba a un nuevo centro, encontraba en las carpetas los informes de conciencia de las personas que por ahí habían pasado desde cinco años atrás. Podía llegar a conocer lo más íntimo y sagrado de decenas y decenas de personas que nada tenían que ver conmigo, a las que se les violó la conciencia y dejó caer luego al aire.

- En otra ocasión, llegó a mis manos un papel aprovechado, en cuyo reverso estaba escrito a puño y letra por la directora: Esta numeraria… y a continuación, una íntima confidencia al descubierto. No pude seguir leyendo: la obra de nuevo traicionando gravemente a los suyos.

Queridos todos: nuestras conciencias no sólo han sido violadas y manipuladas, sino que también han rodado por el suelo y han estado expuestas a caer en manos de cualquiera. Gracias a que el opus dei no ha tenido la menor preocupación por proteger y cuidar la sagrada intimidad de los suyos, OpusLeaks posee medios para luchar contra estos criminales abusos.

Y ahora, no puedo menos que acordarme del innombrable Vicario General del Opus Dei, y decirle: La existencia de esos informes nos dan cuenta del trato que ustedes dan a lo más íntimo de las personas.  Y las víctimas de ello, no tenemos derecho al acceso a esos papeles porque ustedes nos lo niegan. Díganos: ¿Por qué nuestros informes no están custodiados por la protección de datos? Y ¿Con qué autoridad moral amenaza a esta web si no retiramos todo lo relacionado sobre usted, cuando ni mucho menos se trata de su informe de conciencia? Su pretensión me produjo indignación; ahora más bien me produce lástima.

Gracias, OpusLeaks. Gracias, Agustina

Un afectuoso cariño a todos,

Fueraborda