Estimado CESAR M:

Voy a hablar desde mi experiencia personal: jamás he afirmado, ni afirmo, que los sacerdotes del Opus Dei rompan el sigilo sacramental. Nunca tuve conocimiento de que los pecados confesados fuesen revelados.

Al situar el problema en el sacramento de la Penitencia, marea Vd. la perdiz. Vale decir, desvía la atención de un asunto hacia otro. Porque de lo que sí estoy seguro, con plena certeza, es que la información proporcionada en la dirección espiritual -que es distinta del sacramento de la penitencia- en la conversación con los sacerdotes y en las charlas fraternas, se ha revelado sin mi consentimiento expreso a quienes me gobernaron en el fuero externo. Y eso está muy mal, la Iglesia lo prohíbe, y el Opus Dei debe pedir perdón a sus víctimas, reparar la injusticia y modificar sus prácticas para el futuro, en vez de reescribir la historia institucional.

Insisto para que no logre Vd. desviar la atención: lo doliente, lo sangrante, es que se use información confidencial obtenida en la dirección espiritual del fuero interno para gobernar a las personas en el fuero externo.

Atentamente,

Juan S.