Hola a todos

Disfrutando un montón del destape, de la franqueza, de la valentía, del amor que mostráis, de lo terapéutico que es decir la verdad. Valorando mucho vuestra creación de un nido, un colchón, un lugar cálido y equilibrado de apoyo para todos los afectados, los de fuera y los de dentro.

Yo fui miembro del club Jara que aun está en la calle Pablo Aranda, entre Serrano y Velázquez entre 1965 y 1972, cuando empecé la Universidad. Después pasé un año en pisos de estudiantes. Luego me desmelené en aquellos años finales de la dictablanda en la Universidad roja, perdón, Autónoma y acabé de hippie. Llevo en EEUU desde el 77 en que terminé la carrera. Vivo en una comuna que cree con unos amigos www.ganas.org.

La verdad es que para los hijos de la burguesía de derechas, dentro de la “carcumia oscurantista” en que vivía el país en aquellos años 60, la Obra era de lo más moderno. Y de chaval disfruté un montón con todas las actividades y convivencias. También me sirvió la guía de los preceptores, que solían ser gente buena, salvo algún sádico, y hacían de hermano mayor, escuchando y apoyando.

Después de la pubertad empezó la “dirección espiritual” más seria. Fui a varios retiros en Molino Viejo y me incluyeron en tertulias más íntimas de Casa. Con todo llegué solo al paso 20 de los 27. Hice el plan de vida III durante 6 meses. Pero me descarrilaron… no me dejaron pitar. Lo intenté con dos directores de centro. Jo que suerte. Bueno ¿quizás sería porque soy enano?

La verdad es que mi conflicto central con la Obra lo es también con la Iglesia y con gran parte de la cultura en la que crecimos que separa la mente del cuerpo.

He conocido a muchos miembros y he perdido algún buen amigo en la secta, cosa que me ha entristecido. Hay alguno en Madrid que aun reza por mí para que vea la luz y vuelva al Camino... Pasaré noticia de vuestra página Web a los muchos ex numerarios que conozco.

La cosa que me afectó más de la Obra fue el impacto que tuvo en mi madre, que nunca fue miembro pues era muy independiente. Su director espiritual era Jesús Urteaga. Mi madre, que nació en 1924, fue una mujer moderna pero católica y trataba de seguir la doctrina de la Iglesia en el matrimonio pero con un conflicto interno enorme, pues su relación con mi padre estaba llena de problemas y ella, medio alemana medio vizcaína, era una mujer liberada. Yo sé lo mal que lo pasaba porque, para mi desdicha, aún de muy pequeño fui su confidente. La “dirección espiritual” consistía en decirle que se sometiera, que era su cruz y que aceptara la voluntad de Dios. Y así pasamos todos, tengo ocho herman@s, muchos años difíciles con la “ayuda” de la dirección espiritual de la Obra.

Cariñoso saludo

Jorge Caneda Schad

Nueva York, al 11 de noviembre de 2011