Hablar de Dios ¿Prelatura o secta?.- ramana
Fecha Wednesday, 02 November 2011
Tema 090. Espiritualidad y ascética


¿Por qué los miembros de la Prelatura Opus Dei nunca hablan de Dios, nunca hablan de sí mismos, de su espiritualidad, de su vocación, de su labor, como sí haría con toda naturalidad un Hare Krishna, un budista, un jesuita o un franciscano, ¿por qué? y menos con un ex (como es mi caso) al que se puedan topar casualmente por la calle o en una reunión social? ¿Por qué es falta total de naturalidad, ese envaramiento tan mostrenco? ¿Por qué? Pues por una razón bien sencilla, queridos amigos de Opuslibros, porque no tienen ninguna vida interior, su "espiritualidad" está amajomada y estabulada en tal cantidad de normas, criterios, avisos, encargos, miedos y prevenciones, que no tienen ni un solo minuto del día para tratar en su "interior secreto" con la divinidad silente que allí posa.

Confundir la espiritualidad con cierta moral es un remoquete que tiene (salvo excepciones) muy ocupada (y en mi opinión confundida) a la Iglesia católica, y como paradigma extremo de ese catolicismo integrista y moralizante, el Opus: Te pueden hablar contra el aborto, criticar la política laicista del gobierno, ir y venir, enredar (eso se les da de bandera, y si no, que le pregunten a Agustina con esta Web benemérita que tanto amamos), inmiscuirse en esta o en aquella sociedad, universidad o periódico para "dar doctrina", pero, hablar de Dios, ser hombres y mujeres de Dios...? No en una charla en el centro rodeados de púberes adolescentes, relatando, con ojos inyectados y estrábicos, la vida y milagros del Santo, digo en la inmediatez de un trabajo, con una amistad, con su familia "de sangre", en medio del mundo, vaya... Sinceramente, ¿hay alguien de entre nuestros lectores, de dentro o de fuera, que jamás haya atisbado en un oputarra un signo profundo de espiritualidad?, ¿a que no? Por una muy sencilla razón, confunden la espiritualidad con la religión, y esta con la normatividad y la vacua palabrería. Lo peor: que cometen el único pecado que no se puede perdonar, el que atenta contra el Espíritu Santo: la desconfianza, metabolizada ya sin darse cuenta en artera astucia, doblepensar y manipulación farisaica, todo ad maiorem gloriam Escriba.

Yo creo que el prelado en su carta famosa del 2 de octubre (festividad que celebraron hackeando esta web, ¡toma ya!) ni siquiera miente, practica eso que Orwell describió finísimamente en su novela 1984, como doblepensar. Si lo miráis bien, es algo que se nos inculcó nada más pitar y que todos practicamos desde los primerísimos pasitos opusinos: lo malo del doblepensar es que se inocula en el alma y la pobre víctima (verdugo a su vez de otros) no se da cuenta, asume la mentira como propia y la justifica siempre en aras de alturas sobrenaturales que solo Dios o los Superiores comprenden. Eso no es una Prelatura, señor Ocáriz, eso es una secta. Vale.

ramana









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