MINUCIAS (III) La santificación en el trabajo ordinario.- Simplicio
Fecha Monday, 31 October 2011
Tema 010. Testimonios


Cuando me pidieron que solicitara la admisión en el Opus Dei me hablaron de la santificación del trabajo ordinario: santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo. Me hablaron también de la novedad que representaba este mensaje en la historia de la Iglesia.  

 

El panorama que dibujaban era el siguiente:

 

Jesucristo había buscado a los apóstoles en su trabajo ordinario y así vivían los primeros cristianos, que se santificaban ejercitando su trabajo en medio del mundo... 



Luego, este espíritu primigenio se fue perdiendo, vino el auge de las órdenes religiosas que se apartaban del mundo y buscaban la santidad al margen de las actividades seculares. El trabajo era un estorbo o a lo más una penitencia. Pasado el tiempo llegó a dominar la idea de que solo los religiosos -fuera del mundo- podían aspirar a una santidad de primera categoría; los laicos -en el mundo- debían conformarse con una santidad de segunda.

 

Al iniciar su predicación, San Josemaría proclamaba la llamada universal a la santidad y la santificación en medio del trabajo ordinario; esto parecía a la sociedad civil y religiosa de principios de s. XX una novedad tan radical que le acarreó numerosas incomprensiones.

 

Solo después del Concilio Vaticano II y tras mucho esfuerzo los fieles seglares y las jerarquías eclesiásticas comprendieron esta doctrina; bastantes religiosos seguían años después sin comprenderla. San Josemaría fue en esto, como en otras cosas, un precursor del Concilio.

 

Hasta aquí la "doctrina oficial".

 

El pasado domingo, 23 de octubre de 2011, el Papa Bendicto XVI canonizó a Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905). Cuando leía en la página web del vaticano su biografía me enteré de lo siguiente:

 

- Terminados los estudios primarios, aprende el oficio de cordonera, con el que comienza a ganarse la vida por cuenta ajena a los quince años, a la muerte de su padre, para ayudar a su madre a sacar adelante la familia

- Pasadas las primeras estrecheces económicas, monta su propio taller de “cordonería, pasamanería y demás labores”, en el que trabaja con el mayor recogimiento posible e imita la vida oculta de la Familia de Nazaret. Tenía gran devoción a María Inmaculada y a san José ...

- Un grupo de chicas de Salamanca, amigas suyas, atraídas por su testimonio de vida, comienzan a acudir a su casa-taller los domingos y festivos por la tarde para verse libres de las peligrosas diversiones de la época. Buscaban en Bonifacia una amiga que las ayudara. Juntas deciden formar la Asociación de la Inmaculada y San José, llamada después Asociación Josefina. Adquiere así el taller de Bonifacia una clara proyección apostólica y social de prevención de la mujer trabajadora ...

- un acontecimiento de trascendental importancia va a cambiar el rumbo de su vida: el encuentro con el jesuita catalán Francisco Javier Butinyà i Hospital, natural de Bañolas-Girona (1834-1899), que llega a Salamanca en octubre de 1870 con una gran inquietud apostólica hacia el mundo de los trabajadores manuales.

- con otras seis chicas de la Asociación Josefina, entre ellas su madre, da inicio en Salamanca, en su propio taller, a la vida de comunidad el 10 de enero de 1874 ...

- Se trataba de un novedoso proyecto de vida religiosa femenina, inserta en el mundo del trabajo a la luz de la contemplación de la Sagrada Familia, recreando en las casas de la Congregación el Taller de Nazaret. En este taller las Siervas de San José ofrecían trabajo a las mujeres pobres que carecían de él, evitando así los peligros que en aquella época suponía para ellas salir a trabajar fuera de casa.

- Era una forma de vida religiosa demasiado arriesgada para no tener oposición...

 

Leí con interés esa breve página biográfica, que recomiendo.

 

Inevitablemente recordé lo escrito aquí por Haenobarbo el 10 de marzo de 2010:

 

"Alguna vez escribí que, habiendo notado como muchos de los modos de ser y hacer del fundador, tenían paralelismo con otros fundadores y santos de su época y entorno geográfico, me permití observarlo en una tertulia en la Comisión Regional, añadiendo que sería interesantísimo hacer un estudio crítico/comparativo de esas circunstancias, y como el hielo descendió raudo sobre la tertulia, hasta que vino alguna alma cándida a salvar la situación, llevando la conversación por derroteros menos espinosos.

 

El escrito anterior al que se refiere Haenobarbo es el 12 de septiembre de 2005 titulado "¿Que no éramos y no son como los religiosos?"

 

Allí nos recuerda las asombrosas similitudes entre:

 

- el "Círculo Breve" en la Obra y el "Capítulo Conventual" de los religiosos,

- la "enmendatio" y el "capítulo de culpas",

- la costumbre de leer las cartas que los miembros escriben o reciben,

- la necesidad de hacer testamento,

- la absoluta separación de las dos secciones,

- la incorporación de sacerdotes diocesanos,

- la sección femenina,

- las numerarias auxiliares,

- la edad de los catorce años (y medio) para pedir la admisión...

 

Simplicio.

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