Muy querida Agustina:
Como tantos, no dejo de sorprenderme de la pequeñez de aquellos que intentan silenciar la verdad escondiéndose tras simples leyes...
Desde que nos participaste del primer burofax que recibiste pidiendo el retiro de documentos en opuslibros, no me quedó duda de que respondía tan solo a un primer ataque midiendo fuerzas; seguramente –pensé- algo tienen en mente y deben tener toda una estrategia para lograr sus objetivos. Ahora queda claro que la urgencia por el retiro de documentos es la multicitada carta del prelado de octubre: pretenden que no quede rastro de las incongruencias en que viven y que -como es costumbre en el opusdei-buscanel retiro estratégico de documentos para evitar que alguno –de dentro, de fuera o simplemente el tiempo y la historia…- pueda comparar lo que ahora se dice/escribe/vive con lo que antes estaba escrito/dicho/vivido, de manera que, como acostumbran, puedan decir, “Como siempre hemos vivido fidelísimamente…” ; “Como dejó indicado nuestro amadísimo fundador…”, “En la Obra, desde siempre, conocíamos y aceptábamos expresamente…” y no se pueda rebatir.
Me sorprende la pequeñez del espíritu de aquellas personas que, con el argumento que sea, pretenden evitar que las personas verdaderamente interesadas puedan conocer la verdad de la institución, porque… ¿quién lee opuslibros? Ni más ni menos que los legítimamente interesados ya que el opusdei ha sido, es o será parte de su historia y de alguna manera se han visto influidos y/o lastimados por su actuar. El que no deseen que los interesados lean esos documentos es signo inequívoco de que lo que les mueve no es la Verdad, la Luz…; lo que les mueve es la obscuridad, las tinieblas… Ya lo he dicho más de una vez aquí: el sentimiento que me provocan es de lástima, de conmiseración… ¿Cómo puede querer alguien pertenecer a esta institución?
Pretender lo que pretenden son“patadas de ahogado”, ya que, como es obvio, no se puede tapar el sol con un dedo: Siempre es y será en vano la lucha en contra de la Verdad, en contra de la realidad…
Pues sí, no dejamos ni dejaremos de sorprendernos…
Un abrazo, Sancho1964
