El Prelado del Opus Dei no es sincero, miente (II).- adrenalina
Fecha Monday, 17 October 2011
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Escribe el Prelado en la carta de 2 de octubre de 2011 (número 16) lo siguiente:

 

“A la vez, como siempre dejó muy claro san Josemaría, los fieles de la Prelatura, al igual que todos los católicos, gozan de plena libertad para confesarse o hablar con cualquier sacerdote que tenga facultades ministeriales: os sorprenderá que os recuerde esta verdad tan clara, pero me interesa mencionarla porque quizá podría ser menos conocida por quienes nada saben del Opus Dei o del espíritu de libertad propio de los seguidores de Jesucristo”.

 

Esta afirmación del Prelado es incierta...



Jamás dejó san Josemaría “plena libertad” a los miembros del Opus Dei para confesarse con cualquier sacerdote. Leyendo la predicación de San Josemaría, recogida en publicaciones internas, resulta que el fundador del Opus Dei no dejó tan claro lo que escribe ahora el Prelado sobre la confesión de los miembros del Opus Dei, sino todo lo contrario. Léase el elocuente texto de Escrivá, tantas veces meditado y oído en medios de formación, publicado en Crónica de junio de 1962, página 12 (la cursiva y negrita son nuestras):

 

“Vosotros iréis a sacerdotes hermanos vuestros, como voy yo. Y les abriréis el corazón de par en par -¡podrido, si estuviese podrido!-, con sinceridad, con ganas de curaros, si no, esa podredumbre no se curaría nunca. Si fuésemos a una persona que sólo puede curarnos superficialmente la herida… es porque seríamos cobardes, porque no seríamos buenas ovejas, porque iríamos a ocultar la verdad, en daño nuestro. Y haciéndonos este mal, buscando un médico de ocasión, que no puede dedicarnos más que unos segundos, que no puede meter el bisturí y cauterizar la herida, también estaríamos haciendo un daño a la Obra. Si tú hicieras esto, tendrías mal espíritu, serías un desgraciado. Por este acto no pecarías, pero ¡ay de ti!, habrías comenzado a errar, a equivocarte. Habrías comenzado a oír la voz del mal pastor, al no querer curarte, al no querer poner los medios. Y estarías haciendo un daño a los demás”.

 

Las palabras de Escrivá hablan por sí mismas. La primera frase es un mandato imperativo (un "criterio" para los miembros del Opus Dei): “vosotros iréis a sacerdotes hermanos vuestros”. No cabe margen de interpretación de un "criterio" expuesto con tanta contundencia por el mismísimo fundador.

 

Del miembro de la Obra que se confiese con un sacerdote ajeno al Opus Dei -según el texto- decía Escriva que:

 

  1. Es un cobarde.
  2. Es un mal hijo suyo en el Opus Dei ("no seríamos buenas ovejas")
  3. Es un mentiroso, porque se presume que, con esa confesión hecha extra-Opus Dei busca mentir antes que la gracia del sacramento.
  4. Hace daño a la Obra.
  5. Comete un error, aunque afirma Escrivá que el acto de confesarse con sacerdotes ajenos a la Obra no es, en sí mismo, pecado, pero sí un error, una "equivocación".
  6. Le augura un mal futuro: “¡Ay de ti!
  7. Es un "desgraciado" (literal).
  8. Hace daño a los demás.

De los sacerdotes que no son del Opus Dei, en el texto citado, el Fundador del Opus Dei expone "lindezas" como:

  1. Sólo pueden ofrecer "remedios superficiales". Les califica de "superficiales".
  2. Son unos "médicos de ocasión". La imagen la utiliza Escrivá en un sentido peyorativo, minusvalorarando la labor de estos sacerdotes (por contraposición a los "médicos especialistas", que serían "sus" sacerdotes del Opus Dei).
  3. La gracia sacramental de la confesión con ellos no puede "sanar las heridas, ni cauterizarlas". La confesión con ellos sería "de segunda categoría", o de "menos valor"que la realizada con sacerdotes de la Obra.
  4. Acudir a ellos es "oir la voz del mal pastor".

Siempre fue parte del "espíritu del Opus Dei" afirmar que los sacerdotes que no son de la Obra son “malos pastores” para sus miembros. Desde que en el Opus Dei hay sacerdotes, el Fundador recomendaba no confesarse con otros (quizás el Prelado, con su nueva carta, quiera cambiar la praxis vivida en el Opus Dei hasta el día de hoy).

 

Estas palabras de Escrivá publicadas en Cuadernos 3, página 131, resumen estos principios que se viven en la Obra: “Gente que no conoce el espíritu del Opus Dei no está dispuesta a ser el pastor de mis ovejas, aunque sean buenos pastores de otras ovejas y aunque sean santos”.

 

Está nítidamente claro lo que Escrivá señaló para sus seguidores: que los sacerdotes que no son de la Obra no son buenos pastores para los miembros del Opus Dei.

 

Escrivá justificó ese modo de proceder (los miembros de la Obra han de confesarse con sacerdotes de la Obra, y los demás sacerdotes son malos pastores), en que los directores no les han encomendado -a los sacerdotes ajenos a la Obra- ninguna misión de dirección espiritual. Cuadernos 3, página 132, así lo explica, con palabras de Escrivá:

 

Los que no tienen misión dada por los directores no son buenos pastores, aunque hagan milagros”.

 

Las conclusiones, al leer la carta del Prelado y las publicaciones internas son evidentes. Aquí hay contradicciones muy serias. El Prelado, en su última carta, miente con un descaro notable. ¿Por qué?

Adrenalina

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