ENFERMEDADES PSÍQUICAS EN EL OPUS DEI
Mz
El tema de las enfermedades mentales que sufren muchos, muchísimos numerarios/as del Opus Dei, además de ser un asunto penoso, daría para largo y tendido. ¡Cuántos padres han visto cómo sus hijos que se entregaron ilusionados a Dios los han visto volver a casa hechos un despojo! ¡De cuántas numerarias auxiliares y no auxiliares hemos tenido noticia por esta web que han llegado a la ruina psíquica!
Cuando San Josemaría decía que “los trapos sucios se lavan en Casa”, estaba reconociendo que en casa hay muchos trapos sucios que lavar. Entre otros, están las enfermedades mentales provocadas por las exigencias descarnadas que imponen las praxis y reglas del Opus Dei. Hace años se decía internamente que jamás “las exigencias de la vocación” podrían dañar la salud psíquica de las personas. Hoy en día tal afirmación no se sostiene. Es falsa. El número (la estadística) de personas buenas que han arruinado sus vidas viviendo como numerarios/as lo desmiente...
El escaso respeto a la libertad y la conciencia de las personas (léase todo lo que se ha escrito sobre la dirección espiritual fraudulenta que imparte el Opus Dei –dicho por el Papa Benedicto XVI al Prelado-), unido a la absoluta incomunicación y aislamiento afectico-emocional en que deben vivir los numerarios/as, provoca desequilibrios psíquicos graves (llámese de forma genérica trastornos de la personalidad) patológicos (llámense depresiones, neurosis obsesivas, y un largo etc.), que no son bien tratados clínicamente, provocando una larga y lenta agonía interior espiritual de quienes los padecen.
Las enfermedades psíquicas de muchos numerarios/as que las sufren no están bien tratadas porque se les facilitan en la mayoría de las ocasiones fármacos y tranquilizantes que esconden los síntomas, pero no atacan las auténticas causas de esas enfermedades.
Los directores junto con los “internistas” del Opus Dei y médicos “aficionados” a la psiquiatría del Opus Dei son en buena parte responsables de esas enfermedades.
Cuando San Josemaría decía que en “Casa tenemos toda la farmacopea” para que haya perseverancia, decía otra gran verdad. ¡Cuántas y cuántos deben su fidelidad al “empastillamiento” al que están sometidos! Las exigencias descarnadas que se imponen en la vida de los numerarios/as secuestran la libertad moral de la persona. Los numerarios/as que sufren estos trastornos psiquiátricos tienen, además, secuestrada voluntad, gracias a los fármacos que les suministran.
Cuando una numeraria/o se rompe, tiene que acudir a un “especialista” que, de acuerdo con los directores de turno, fija el tratamiento. Comienza entonces un círculo vicioso para asegurar a toda costa la “fidelidad” del enfermo. Importa la “fidelidad”, no la sanación.
Junto a la soledad que impone la enfermedad psíquica, en el Opus Dei encontrarás otra soledad peor. Vallelaencina escribía hace unos días que en el Opus Dei nadie velará por ti. Así ha sido siempre y así será. Recordad cómo murió Isidoro Zorzano: sólo, abandonado a su suerte. Bien conocida es la fotografía de San Josemaría en la cabecera de Isidoro. No es más que eso: una fotografía para la propaganda, porque en el momento de la verdad, en el momento de la muerte, lo dejaron completamente sólo. ¿Dónde estaba entonces San Josemaría? ¿Dónde estaban sus hermanos? Agonizó sólo y murió sólo. Esto no se cuenta. Y si se cuenta, se trata de justificar. Así fue.
Si en el Opus Dei tienes la desgracia de padecer un trastorno psicológico o psiquiátrico, estás perdido. Encontrarás dragones. Tienes poco que hacer en
esta tierra. Mejor es retirarse a tiempo.
La propaganda vende el espíritu del Opus Dei como un camino de santificación en medio del mundo, la realidad se impone y demuestra que para los numerarios/as es un camino de desquiciamiento psíquico y moral. En este aspecto se cumple la Escritura a la letra: “por sus frutos los conoceréis”. ¿Qué se puede esperar de un fundador que padeció una manía persecutoria y un profundo trastorno narcisista de la personalidad?
Mz
