Querido Dionisio y queridos amigos de Opuslibros,
No suelo tener mucho que aportar a la fantástica y continua deliberación sobre el Opus Dei que se hace en esta página. Ello explica que sólo haya intervenido una vez para explicar mi experiencia como alumno en un colegio de la Obra. Ahora, sin embargo, me permito intervenir una segunda vez, en esta ocasión en calidad de practicante de la filosofía, para intentar dar respuesta a algunas de las preguntas formuladas por Dionisio.
Vaya por delante que no pretendo que las que voy a dar sean las únicas repuestas que pueden encontrarse en la filosofía contemporánea, o que mi aproximación sea imparcial. Las mías son respuestas desde una formación en la filosofía analítica actual...
Creo que hay que empezar por distinguir tres tipos de proposiciones, a saber: analíticas, sintéticas y normativas.
a) Las proposiciones analíticas son aquellas cuyo valor de verdad (el si son verdaderas o falsas) depende sólo de los conceptos expresados por los términos que la componen y las relaciones entre ellos. Ejemplo: Todos los solteros son no casados.
b) Las proposiciones sintéticas son aquellas cuyo valor de verdad no depende sólo de los conceptos y relaciones que la componen. También depende de que ciertos hechos efectivamente se den en el mundo. Ejemplo: Está lloviendo; Agua es H2O.
c) Las proposiciones normativas, por último, son aquellas cuyo valor de verdad no depende sólo de los conceptos y relaciones que la componen y de que ciertos hechos se den. Es preciso que ciertas razones justificativas efectivamente existan.
La ciencia es una actividad de determinación del valor de verdad de proposiciones sintéticas mediante un método de falseamiento de hipótesis. Ese método consiste en construir una hipótesis con estructura condicional (tipo, p causa q) y realizar experimentos que intenten mostrar que la hipótesis es falsa. El grado de plausibilidad de la hipótesis aumenta en la medida en que no se haya podido falsear. Por su objeto y por su método la ciencia queda circunscrita al estudio de lo empírico: hechos y relaciones causales entre hechos.
El ámbito de la filosofía son las relaciones conceptuales (proposiciones analíticas) y las relaciones de justificación (proposiciones normativas). La tarea de clarificación conceptual, es una tarea útil tanto para otros quehaceres filosóficos como para los científicos. La tarea normativa, creo, es la más genuinamente filosófica. Así, nos preguntamos:
a) ¿Qué debemos creer? Lo responde la epistemología. También la lógica.
b) ¿Qué debemos desear/hacer? ¿Qué tiene valor moral o estético? Lo responde la filosofía práctica, en general, y la filosofía moral o la estética en particular.
c) ¿En que consiste la identidad de una cosa a través del tiempo? ¿Y el predicar propiedades de esa cosa? Lo responde la metafísica.
Ahora tenemos el aparato conceptual suficiente para responder a tus preguntas.
Primero dices ‘¿qué es el ser humano?’. La pregunta es ambigua, porque no sabemos si preguntas por cómo podemos diferenciar a los miembros de nuestra especie de los miembros de otras especies, o si preguntas en qué consiste la persistencia en el tiempo de seres racionales y auto-conscientes. La primera es una pregunta científica y la respuesta ya la sabemos: lo que nos diferencia es un genotipo. La segunda es metafísica y ha recibido muy diferentes respuestas.
Luego preguntas si ‘la materia (partículas, subpartículas y quasipartículas), la energía ¿nos lo dicen todo sobre el universo cósmico y microcósmico?’. Eso vale como preguntarse si sólo está justificado creer como verdaderas aquellas proposiciones que los científicos consideran verdaderas. Creo que la respuesta es que no: además, está justificado tener creencias sobre el valor de verdad proposiciones analíticas y normativas.
En tercer lugar te preguntas si ‘¿Preguntarse por el ser del hombre, por el alma, por lo que es la vida, por nuestra capacidad para conocer, por la felicidad, por la existencia de un Creador, por la finalidad, etc., corresponde a la filosofía o a la ciencia?’ Dado lo que hemos dicho, parece que corresponden a la filosofía, en concreto a la epistemología, la ética o la ontología.
Finalmente formulas lo siguiente: ‘¿Es razonable que siga pensando que la filosofía está situada en otro nivel de abstracción que las ciencias, ni mejor ni peor, solo otro?’ A lo que he de responder: no, no es razonable. La diferencia no se encuentra en el nivel de abstracción de las preguntas, sino en el objeto que éstas tienen.
Por ejemplo, parece mucho más abstracto preguntarse cuántas dimensiones existen (física cuántica) que si Laura, que fue violada, puede abortar a su feto anencefálico (ética normativa aplicada). También es más abstracto preguntarse si tenemos razones para tener deseos o son los deseos los que nos dan razones (filosofía práctica) que si los nuevos hilos de butifarrium mejorarán el efecto de tinta electrónica en el iPad 80 (electrónica).
En síntesis, frente al descontento y desconfianza provocado por la fósil-filosofía opusina, es preciso afirmar que la filosofía tiene un lugar irreemplazable en la actividad intelectual humana: ¿qué creer? ¿qué hacer? ¿es bueno? ¿es bello? ¿qué somos esencialmente?
Un fuerte abrazo,
whiteknight
