Mi segundo encuentro.- yo
Fecha Monday, 19 September 2011
Tema 060. Libertad, coacción, control


Queridos lectores y amigos: ante todo gracias por contestarme y por vuestro apoyo. Agradezco el coraje que me dais. Realmente he recibido una buena dosis de ánimos.

Quisiera agradecer en particular a Calandria su escrito. Si he sido causa de tu nueva presencia y tus nuevos escritos me alegro por ello. También a Novaliolapena por su descripción detallada y por sus consejos. Por sus reflexiones acerca de lo que en la Obra a menudo es materia “grave”: es decir, las miradas, la contemplación del cuerpo como si este viniera del infierno cuando en realidad viene de la amorosa creación divina y por ello no es motivo de pecado, sino motivo para dar gloria a Dios. Agradecer a Abox su testimonio y sus consejos.

Sigo con muchas dudas. Seguramente os preguntaréis por qué. Pues porque de un tiempo a esta parte me están dando pastillas, y con ellas estoy viviendo como en dos mundos algo antagónicos. Por una parte, estos fármacos, aún habiéndome anulado como persona en cuanto a mi expresividad, quizá hayan hecho que por primera vez en mucho tiempo haya visto a mi familia como lo que es: mis seres queridos y no como el demonio tal como me dice el/la directora/a. Mis abrazos hacia ellos son fríos, pero son abrazos al fin y al cabo, cosa que no era así. Mis estancias en mi casa han sido alegres, sin alteraciones por mi parte debidas a la contradicción que se me ha inculcado. He podido ver y estar en mi habitación y no ha pasado nada malo. He revivido mis recuerdos, los míos, los de mi infancia y juventud. He podido hasta ver a mi herman@ en pijama y a mi padre en calzoncillos y no ha ocurrido nada. Pero todo ello es debido a mi estado psicológico afectado por los fármacos. ¿Cómo soy yo sin ellos? Tengo miedo de que confunda un estado pasajero en el cual parezco capaz de amar a los míos y que lo encuentre normal. Tengo miedo de acostumbrarme. Porque en realidad ¿cómo soy yo?

Estoy muy confus@. No soy capaz de mentir a mi director/a. Aún me siento dominado y creo que si me marcho voy a defraudarlos. Ahora me doy cuenta de que mis apegos familiares los han desmontado cambiándome de ciudad y hasta de país. Pero sigo viendo como hacen daño y más daño. Me cuesta dar el paso. No me siento fuerte. ¿Qué será de mi cuando deje de tomarme las pastillas? ¿Volveré a tener casi odio a mi familia, a verla como el diablo?

Sigo pensando en una demanda pero me faltan fuerzas pues estoy enferm@. Nada de gravedad, pero enferm@. Seguramente me he olvidado de agradecer a much@s su ayuda. Perdonadme. Mil gracias.

Yo









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=18538