Revisando documentación judicial por motivos profesionales, he encontrado esta perlita que comparto con todos: 

"Monseñor José María Escrivá de Balaguer y Albás, falleció intestado en Roma, el 26 de junio de 1975, siendo declarado único y universal heredero, por Auto del Juzgado de Primera Instancia, número 9, de Madrid, su hermano don Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, quien aceptó la herencia...” 

Es decir, el fundador del Opus Dei, que impuso a sus hijas y a sus hijos numerarios y agregados otorgar testamento antes de la incorporación definitiva, no lo hizo, dejando así que la herencia, por el ministerio de la ley recayera en su único hermano vivo. Si Santiago hubiera muerto antes, seguramente habrían heredado sus sobrinos.

No importa si el fundador tenía algo que dejar en herencia.  Lo que importa es su inconsecuencia. 

Lo que importa es que no puede haber ignorado que aún cuando los numerarios y agregados, podían otorgar testamento a favor de quien quisieran, en la práctica, generalmente, se les presenta un modelo de testamento a favor de alguna fundación vinculada con la Obra, y en la charla correspondiente se insiste en que lo normal  y lo razonable en cualquier “familia” es disponer de los bienes a favor de esa familia de vínculos sobrenaturales que es la Obra.

Lo que importa es la abusiva presión que se ha ejercido sobre tantos supernumerarios, cooperadores y amigos, para que en sus testamentos dejen sus bienes a la Obra, en perjuicio de la familia de sangre.

Haenobarbo