Para Freesoul, sobre la Iglesia y la verdad.- Martys
Fecha Wednesday, 24 August 2011
Tema 900. Sin clasificar


Querido Freesoul,

 

El Papa nos recordaba el domingo que «No se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo» (homilía en Madrid) evocando explícitamente 1Co 12,12. Relacionar a Cristo con la Iglesia mediante la cita de Corintios tiene mucha importancia: se podría haber relacionado de otro modo, pero precisamente ése nos muestra un aspecto fundamental (fundamental es lo que hace suelo y fundamento) y que muchas veces pasamos por alto (en especial en la mentalidad y en la forma de enseñar del Lado Oscuro, se pasa por alto y se evita este enfoque): no es la Iglesia la que te da a Cristo, es Cristo el que te da a la Iglesia:

 

Viene a por ti

Te espera paciente

Toca a tu puerta ("estoy a la puerta y llamo, si alguien me abre...", Ap 3,20)

 

Y a quien le abre, lo integra a su Cuerpo, a su comunidad, a su Iglesia.

 

Nadie "te da" a Cristo, Cristo te toma a ti, que es algo radicalmente diferente, y te incorpora a la Iglesia, a "su" Iglesia, a la que amó, no como pura sino como puta (perdón el término, es bíblico), a la que él va purificando en tanto elige y construye.

 

Es verdad que humanamente a Cristo te lo da la Iglesia, puesto que ella recibió la Palabra, y la transmitió, de modo que llegas a él por la obra de la Iglesia. Pero en lo profundo, en la raíz y fundamento, es Cristo el que "dice" a la Iglesia, el que la crea escogiendo a quienes Él quiere; tan mediador único es Cristo, que no se conforma con mediar ante el Padre, también media ante la Iglesia, como en la cruz es él el que entregó el Discípulo a la Madre, y no la Madre la que firmó la carta de recomendación del Discípulo (y todos los exégetas coinciden, ya desde la época de los Padres, en que ésa es una de las imágenes más eclesiales de los Evangelios).

 

Fuera de los artículos de fe, la Iglesia puede cometer errores, desaciertos, faltas de perspectiva... y esto no sólo de derecho, de hecho, tal como lo hemos visto, lo podemos estudiar en historia, y lo podemos coleccionar en gruesos tomos de "metidas de pata" de la Iglesia.

 

Quien pretenda que es "más obediente" a Cristo porque se fía de la Iglesia sin preguntar, y sin discriminar si la materia de lo que deja a juicio de la Iglesia puede ser dudosa o no, si lo hace para sí, se está autoengañando, está eludiendo su responsabilidad; y si te lo exige a ti -como hace el Opus- está tergiversando la cuestión, con o sin culpa: es por lo menos una mala teología, y además puede ser una mentira, si se adoptó esa mala teología con el propósito de engañar.

 

Eso te pone ante una gravísima responsabilidad, a la que no puedes eludir con la excusa de la falta de tiempo: tú debes decidir, en conciencia, ayudado por los medios naturales como el estudio, y sobrenaturales como la oración (ayudado, no suplantado), si lo que propone la Iglesia -fuera de los escasísimos casos en que la Iglesia se te dirige potestativamente, es decir, reclamando obediencia absoluta y sobrenatural, en las definiciones de fe- es o no razonable y aplicable a ti.

 

No se puede eludir eso, porque eludir esa responsabilidad es declinar tu ser humano. Te pondré un ejemplo tonto: uno no puede viajar a todas partes para verificar si los mapas dicen la verdad o mienten, tiene que fiarse un poco. Damos por supuesto que si leemos en la mayoría de las fuentes que Japón queda en Asia, será que queda en Asia. Pero si todas las fuentes que leíste se equivocaran, la responsabilidad de transmitir el error sería tuya: nadie tiene obligación de decir "tu" verdad; cada uno tiene la obligación de decir su propia verdad, pero no la tuya: si la que dicen los demás, si esto mismo que estoy escribiendo, te parece razonable, hazlo tuyo, pero no puedes reclamar en el Juicio, que dejaste de obedecer ciegamente a la Iglesia porque Martys lo dijo; como no puedes reclamar en el Juicio que después de darte cuenta de que el santo-que-no-me-acuerdo era más marqués que santo (y encima no era marqués), lo seguiste venerando como santo porque la Iglesia lo dijo. No sé qué dirá el Juez (supongo que su misericordia será impresionantemente ilimitada), pero bien te podría decir: ¿es que no te di una conciencia? ¿no te di un discernimiento? ¿no te di una libertad? ¿dónde lo has dejado? ¿lo has dilapidado? ¿lo alquilaste y no me quieres dar el % de beneficio?

 

No es broma: nuestra condición de miembros de Cristo, es decir, pertenecientes a la Iglesia, no nos viene de la Iglesia sino de Cristo, y no anula absolutamente nada de nuestra humanidad, al contrario: lo potencia todo, y exige, por lo tanto, mucha más seriedad y discernimiento, aunque también ofrece el consuelo de saber que si su Iglesia en conjunto, con la grave responsabilidad que tiene, mete la pata tan seguido en materias difíciles y para las que cuenta con mentes de lo mejor en todos los campos, qué no se nos disculpará a nosotros, que tenemos, como dices, poco tiempo.

 

Un abrazo, y felicitaciones y enhorabuena a Agustina y a todos por el sitio, que está cada día más fuerte, más potente, más lleno de vida vivida, y por lo tanto de Verdad.

 

Martys









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