El Opus eres tú.- Vega
Fecha Friday, 05 August 2011
Tema 110. Aspectos jurídicos


Vallelaencina: Si tengo razón, entonces ¿vas a hacer algo?

Es decir:

Si tienes cargos en el Opus por los cuales manejas dinero, tienes firma en cuentas, llave de una caja, cargo de apoderada en algún chiringuito empresarial... entonces ¿no deberías usar ese poder y ese dinero para dar a quien se va lo que -según la ley y la justicia- es suyo, o al menos la parte que puedas de ello? No digo a todo el mundo, no digo todo lo que les corresponde: digo lo que esté en tu mano, literalmente hablando...



Si no tienes cargos en el Opus y tienes un trabajo normal (o medio normal, aunque sea en una empresa suya) entonces estás entregando todo tu sueldo al Opus. Pero resulta que eso es oficialmente "voluntario", y así insisten en decir los portavoces del Opus: se da lo que se puede y se quiere. Entonces ¿por qué no das esa cantidad que estás dando, o lo que rebase tu manutención, a alguien que se quiere ir y no puede, hasta donde alcance, que de todas maneras difícilmente alcanzará lo que le correspondería en un despido normal (en lugar de dárselo al Opus)?

Ya sé que estas cosas suenan como una enormidad y una traición allá adentro. Ya sé que implican un enfrentamiento cuya sola idea produce pavor. La pregunta es ¿POR QUÉ? ¿Por qué comportarse con decencia es una enormidad y una traición, y la idea produce sudor frío? ¿Por qué tú PERSONALMENTE estás obligada a asumir una conducta tan indecente, por qué te obligan a participar en algo así?

¿Los que lo hacen son buenas personas? ¿Cumplen las leyes? Pregunto ambas cosas porque no son exactamente la misma, pero en este caso se dan las dos: se defraudan las leyes, en realidad, se roba al Estado, a la Seguridad social y a personas con nombre y apellidos, aunque robar sea palabra fuerte. Y se ofende la justicia y la mínima compasión por otros seres humanos.

¿Realmente podrás alegar "obediencia debida" cuando te pidan cuentas de si diste de comer al hambriento, abrigaste al desnudo, etcétera, al Dios en el que dices que crees? ¿Crees en El o crees en un hombre y en una organización?

No quiero echarte nada en cara, ni atacarte. No estás en una posición nada fácil y yo conozco el santo pavor a la autoridad y el síndrome de Estocolmo muy bien. Lo que me gustaría es que intentases ser coherente, y, cuando veas que no puedes serlo, te preguntes por qué

Porque, mientras quieras asumir tu posición, y digas que es voluntaria, tendrás que cargar con las consecuencia de esa voluntad, o replantearte si esa posición es asumida realmente con libertad. O lo uno, o lo otro. En definitiva, para las demás personas, para los agraviados, para tu conciencia, el Opus ERES TÚ. La obediencia no es una coartada suficiente para los adultos libres.

Ciertamente, no podemos estar del todo de acuerdo con todo lo que hace cualquier organización a la que pertenezcamos, ni con cualquier grupo humano que apoyemos, ni siquiera nuestra familia. La cuestión es donde está el límite, y cuánto nos importa lo que está mal

Para mí, la ilegalidad y la injusticia de explotar a las personas laboralmente, patrimonialmente, y en su libertad y vida personal, es muchísimo más grave que cualquier desacuerdo intelectual, de creencia, de costumbres o del tipo que sea. Eso sí es para partir peras.

Cualquier bien que puedas creer que hace tu Opus, no es nada comparado con ese mal. Cualquier consideración sobre imagen pública, prestigio, ejemplo y demás zarandajas, no es nada (menos que nada) comparado con el MAL sustancial y radical de comportarse tan despiadadamente (despiadadamente, es decir, sin piedad, porque la piedad es eso sustancialmente, no cualquier cantidad de oraciones, de rituales y de vocabulario mojigato)

Hablas de que el Opus tiene una crisis de crecimiento y se pone respondón, o algo así. ¿Entonces alguna vez fueron las cosas diferentes? Hasta donde todo el mundo sabe, fueron siempre así, o peores.

Solo que durante muchos años, no había un Estado de derecho donde exigir el cumplimiento de la ley, y la Iglesia era completamente intocable. Tampoco el Opus se había extendido a países donde existieran tales cosas como derechos civiles y libertad religiosa. El cambio que yo veo es ese: está en el entorno social y legal, no en el propio Opus. Ahora somos en primer lugar ciudadanos, y el que quiera ser súbdito de la Iglesia, lo es a título particular. El Opus no parece encajar bien ese cambio.

Más que adolescente rebelde, yo lo veo como hijo malcriado y déspota que no se hace a la idea de que no vive ya con mamuchi, que le consentía todo.

Vega







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