Creo que a esta altura bien podrían sacarse esos documentos, por irrelevantes.  

No aportan nada al lado de los múltiples y valiosos testimonios de los que han pertenecido a la institución.

Los documentos no solo son desconocidos por muchos de los propios miembros sino que toda esa abundancia de "letra" lo único que pretende -como es bien sabido- es regular absolutamente todos los aspectos de la vida de las personas hasta los mínimos detalles, la comida, las casas, la ropa, las caras lindas, el tamaño de las camas, de las almohadas y un sinfín de estupideces. Están escritos por un grupo de escribientes que evidentemente no tienen mucho que hacer y no saben con qué matar el tiempo, a la espera de reglamentar lo nuevo que aparezca, sean celulares o el trato con extraterrestres.

La persona que quiera conocer realmente de qué se trata el asunto, consultará a quienes la han conocido, como se consulta ante cualquier alternativa familiar o de trabajo. Solo un ignorante o un ingenuo se entregan a lo desconocido o se guía por referencias superficiales.

Las personas que uno conoce de la Obra se la pasan hablando de política: muy poco de religión. Incluso hablan de política con un exagerado interés que a cualquiera sorprende: sobre quien hay que votar, a quien no y otro montón de pavadas.

Desconocen absolutamente la religión católica (a la mayoría uno los ve incapaces de responder a cuestiones mínimas del catecismo). Respetan eso de que el cristiano es una oveja más en la majada, que no piensa, no habla y no molesta; a pesar de que el uso de razón es exigido por la Iglesia "para la primera comunión" (después, "la razón" hay que abandonarla).

La Obra se lucra con la religión, como tantas otras instituciones cristianas. De hecho explota a la gente como cualquier otra empresa mundana, buscando el máximo beneficio al mínimo costo (y sin indemnización por despido...). Su único interés es expresar una postura dentro de la Iglesia, o sea una posición política hacia adentro.

Mallney