Perdedores y ganadores: La moral del éxito del Opus Dei.- Ana Azanza
Fecha Monday, 25 July 2011
Tema 100. Aspectos sociológicos


Perdedores y ganadores: La moral del éxito del Opus Dei

Ana Azanza

 

Estimado E.B.E

 

Me ha gustado mucho tu escrito sobre "perdedores" y "ganadores" y tu anterior escrito sobre la "eficacia" de la web, de nuestras reivindicaciones y sobre la manera de hacerlas. Es cierto eso de que creerse "ganador" o "perdedor" está dentro de cada uno, pienso que cuando se lucha por la verdad con valentía siempre se es ganador.

 

Es imposible una web "objetiva" y "desapasionada" en este tema, dimos mucho y tenemos corazón. Nos dejamos la piel en el Opus Dei y esto te marca, marca descubrir que fue un fraude. Eso es muy difícil de tratar así como si uno estuviera en un laboratorio, despegadamente. No hay manera, ¿cómo no nos va afectar el hecho de haber dejado nuestros mejores años en una organización tan falaz y manipuladora que impidió tu desarrollo y mi desarrollo como ser humano?...



Tú ves obstáculos mentales para acercarse a la web, yo veo obstáculos sociales ¿Cómo renunciar a tus relaciones sociales de "toda la vida" si estas son del Opus Dei? al menos en España que es el país con más arraigo social del Opus es muy, muy difícil conseguir dejar de relacionarse con ellos. Hay que estar dispuesto a pasar por ser un apestado social. Hay seguidores, cooperadores, admiradores del Opus hasta en los lugares más recónditos. Incluso españoles que en principio por su ideología y modo de vida nada tienen que ver con el "integrismo" opusino prefieren en caso de conflicto apoyar al Opus Dei en la sociedad, de cara a los compañeros de trabajo por ejemplo, que a la persona que ha abandonado la organización.

 

Así lo hemos vivido. Eso no significa que la gente defienda los cilicios y las duchas de agua fría ni el concilio de Trento. Eso significa que el Opus Dei es poderoso, y por desgracia, tiene reconocimiento social, o al menos que impone un "miedo social". El Opus Dei puede pagar de muy diferentes maneras a quien saca la cara por él en la sociedad. Yo no puedo, no tengo nada que dar a cambio. Si alguien se ha puesto de mi lado en estos años que llevo ejerciendo de "ex numeraria" ha sido por puro altruismo, sin interés. El Opus Dei no puede decir lo mismo de todos los que sacan la cara en un momento determinado por esa institución.

 

Pienso que es una debilidad y es una fuerza, según como lo queramos ver.

 

No entiendo muy bien qué iglesia es esa que no se preocupa de la salud en el sentido más amplio, de tantas personas de fe, que entramos en ese abismo. Francamente no me explico a qué se dedican los curas y los obispos. Si hay alguien usando palabras sagradas en vano ya sabemos quién es, si hay alguien que puede dañar a la iglesia es quien usa sus doctrinas fraudulentamente. No me cabe en la cabeza que haya una iglesia al margen de los creyentes en Jesús y despreocupada de esos creyentes ¿qué iglesia es esa tan extraña? ¿Cómo no vamos a poder ayudar? ¿O es que la iglesia es la burocracia vaticana? Cada día que pasa me parece que toda esa estructura es un obstáculo a la fe.

 

Yo no pienso que contando el engaño que he sufrido me estoy metiendo en terreno ajeno. Es "mi" iglesia, fui educada en la fe católica y eso me pertenece como a todo creyente de "corazón", no de boquilla. Yo creo y porque creo por eso hablo.

 

Si no fuera creyente no sé si seguiría con esta historia, ni siquiera sé si la habría empezado. Porque de todos los valores que el Opus Dei pisotea que son muchos, en mi esquema de vida el más sagrado es la fe. No se debe de jugar con la libertad, ni con los derechos humanos, ni con el dinero, ni con la vida y la juventud, ni con la ingenuidad de seres inmaduros... pero de todo lo que el Opus ha pisoteado y se ha burlado en mi vida, lo que más me duele, lo digo totalmente en serio, es la fe. La creencia, que no es algo puramente mental ni "ortodoxo", que es aquello que nos hace ir adelante en la vida con fuerza porque te fías de que hay un "más allá" ya en esta vida. Y que hayan jugado con algo tan íntimo, tan mío, me indigna y hiere en lo más hondo.

 

Hablas de los católicos de buena fe que siguen cayendo en las redes, que es un problema de la iglesia y no nuestro. Hasta cierto punto es también nuestro ese problema. El cargo de obispo o de cardenal no lleva aparejado un conocimiento exhaustivo de como es el Opus Dei por dentro, sin embargo, la última ex numeraria auxiliar o ex supernumeraria sabe mucho más de este tema y tiene una gran aportación que hacer.

 

Y en todo esto estoy poniendo de manifiesto que acepto implícitamente que la palabra "iglesia" significa "jerarquía eclesiástica", cosa que me parece es una grave deformación que hoy padecemos en el catolicismo. Y justamente este tema del fraude Opus Dei puede ser una manera de luchar por una iglesia más comunidad de creyentes en Jesús y menos ejército, con su estado mayor y su clase de tropa, que por otra parte era la visión que el fundador del Opus Dei tenía de su invento y de la propia iglesia.

 

El Estado mayor de Cristo es una aberración expresiva de las muchas que aceptamos. No veo a Jesús organizando un ejército, él mismo se lo dijo a Pilatos, "si mi reino fuera de este mundo mis soldados habrían luchado contra tí..."

 

Yo no pongo mi esperanza en cosas que van a suceder, no sé lo que va a suceder, espero, tengo fe, en que contando mi verdad puedo ayudar a otras personas. Y me basta. Aunque no lo vea ni me lo reconozcan expresamente y el Opus Dei se siga llevando todos los honores y el reconocimiento social, ¿a mí qué? me basta ser fiel a lo que creo que debo hacer. Por respeto a mí misma, y por respeto a mi conciencia, como mi particular grano de arena en una sociedad más justa, menos hipócrita, más sana en las relaciones interpersonales.

 

Totalmente de acuerdo contigo en que la curación del ex miembro del Opus Dei empieza desde dentro, es un recorrido personal de desprogramación y alejamiento. Y el que no quiere cambiar está en su mano hacerlo, pero insisto en que además del tema "mental" está el tema "social" de la cuestión.

 

Pienso que no se trata de "gustar" o "agradar" a nadie, se trata de colaborar en abrir los ojos. Y para eso se necesitan muchos testimonios, cuantos más y más diferentes mejor. En general por aquí estamos los de la tropa, de vez en cuando sale alguien del estado mayor y eso nos reconforta. En una entrega de opuslibros.org te enteras de muchas más cosas que en tantos años dentro vividos en la incomunicación, el aislamiento y el engaño.

 

Abrir puertas y ventanas, ventilación.

 

Quiero añadir que el tema de losers y winners pertenece a la ética del éxito del Opus Dei que tú trataste en tu escrito “Llamados al éxito” y que tiene concreción histórica en la forma en cómo destacados miembros del Opus Dei "ayudaron" al régimen de Franco, ganador de la guerra civil española, y al papel de esos mismos opusinos en la transición al régimen político que ahora hay en España. En mi blog estoy interesándome por esas cuestiones en este momento. Un Opus Dei, Fernández de la Mora, ministro de Franco, reconoce en un programa de televisión que Franco tenía razón puesto que en la historia el que gana es el que tiene la razón y el que pierde es el equivocado.

 

En el minuto 9:10 de este video defiende al general Franco como uno de los más "eficaces" que ha tenido España desde Felipe II.

 

En uno de los 12 videos de la Clave colgados en you tube en que se trata de Juan III, padre de Juan Carlos que nunca llegó a reinar, Fernández de la Mora dice inequívocamente que el que gana en la historia tiene razón y el que pierde está en el error. Ahora no doy exactamente con el lugar en que lo dice, pero merece la pena escuchar a esta persona del Opus Dei defender esta moral del éxito en algo tan concreto y tan real como es la indiscutible influencia de destacados miembros del Opus Dei en nuestra historia más reciente.

 

La moral del éxito no me parece nada espiritual, más bien es una moral del poder, de la fuerza que no será nunca la que destilan los evangelios. Por mucho que se empeñen.

 

También esta cuestión de destacados miembros del Opus Dei maniobrando en las altas instancias del anterior régimen político me da mucho que pensar sobre el papel de todas las "masas" que llegamos después, en los 60, 70 y 80. Es evidente que nuestro Opus Dei, el que nosotros vivimos, tiene muy poco que ver con este. Se ve una deriva del Opus Dei de organización elitista a organización de masas muy extraña, no sé quizás Moncada ha hecho ya una reflexión sobre ello. Pero es curioso, no creo que Escrivá tuviera en mente cuando empezó lo que iba a ocurrir con su invento medio siglo después.

 

Ana Azanza







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