No entiendo el escrúpulo a que te den o no la dispensa.- Coplasuelta
Fecha Friday, 15 July 2011
Tema 020. Irse de la Obra


Muchos relatos hablan de los pasos jurídicos al salir de la cosa esa. No entiendo qué significa esa especie de escrúpulo a que te den no sé qué dispensa o carta de no sé qué. No quiero menospreciar la necesidad del derecho. Ahora bien, ¿no es síntoma inequívoco de sectarismo el usar métodos retorcidos de normas y reglamentos para someter a las personas? Me voy, y punto. ¿Qué dispensa? ¿Qué padre ni que niño muerto? Ese ni es padre, ni lo ha sido, ni jamás lo será de nada ni de nadie. La Iglesia dice que sí. La iglesia da aprobaciones a papeles y poco más.

Con dinero y poder se compra todo. Lo hacen con títulos de nobleza ¿qué no harán por su situación dentro de la Iglesia? Por eso no entiendo tanto ir y venir de notas, cartas, dispensas, mensajes y demás chorradas de chismosos y cotillas. ¿Qué uno se quiere ir? Aunque el mismísimo san Pedro viniera a firmar una vocación, se deja y punto. Nadie se condena por dejar una llama específica pero, mucho menos, si uno lo que deja es una secta. No sólo no se condena. Cumple la voluntad de Dios dejando lo que no es más que un montaje de un loco, descerebrado y mala persona hasta el infinito.

Muchas sectas en USA tienen más años de existencia que la cosa esta, cualquiera consigue la bendición papal, hasta para casarse te leen una, que pide siempre la suegra del chico. Tenemos testimonios de cualquier época, de cualquier edad, de cualquier sexo, de cualquier nacionalidad, de las que más adeptos tienen, como para pensar en que para salir hay que poner no se sabe bien qué cuestiones por escrito. Entiendo que estar en medio del sistema obliga a seguir el curso normal de peticiones, reuniones, charlas y amenazas que corresponden a los procesos paridos por ese monstruo que algunos llaman fundador.

Lo que sí me parece algo interesante es, por el contrario, preparar bien la salida. Muchos hemos sido impacientes, todo con tal de dejar esa cloaca, covacha y pocera inmunda lo antes posible. Lo que sí sé es que se ilumina y se llena de ilusión el corazón que comienza a querer salir. En el fondo, la tentación que nos presenta la cosa es vieja y raída: el Demonio siempre hace promesas que no piensa cumplir. Eso no lleva a la desesperación y al desánimo, para no soltarnos, para no confiar en Dios y la Vida que su Hijo ha ganado para nosotros. Dar vueltas a por qué del engaño, por qué de la desilusión, es lo que busca el Demonio con estas sectas. Y esa es la definición del Mal, la pura ausencia de Bien, todo lo que falta de sentido y de realidad. ¿Hace falta experimentar más vacío, más ausencia de bien, más promesa mentirosa y retorcida? La Iglesia ha pasado por momentos atroces, con dirigentes indignos, con vidas desastrosas. Ahora nos toca una vez más ver a parte de la Iglesia poniendo todas las ventanas al humo del Demonio.

Coplasuelta









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