Ultimo intento.- Charlypitt
Fecha Wednesday, 13 July 2011
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Parece que fue ayer, y a diferencia de casi todos los testimonios leidos aquí, no he podido cerrar aún ese capítulo de mi vida, ni decir que rajarme de la obra ha sido la alegría más grande de mi vida, ni que me saqué un gran peso de encima. Haré este ùltimo intento de encontrar aquí alguna respuesta que me satisfaga. El tema es que, en apretada sìntesis, puedo entrever que la mayoría de los testimonios se refieren a la presión que sufrimos por parte de los directores para obtener resultados o para que nos sometamos totalmente a las indicaciones de los mismos, es decir, para que sometamos en forma absoluta nuestra libertad a la obra. Al no poder aguantar tal acoso, se vino todo lo demás. Ello ha sido en desmedro de los amigos, del aprecio de otros que estaban a nuestro lado, de la familia real, y obviamente de la "vida de familia". Podría decirse también que lo que finalmente se denuncia es la deshumanización del Opus Dei, al punto de justificarse el uso de psicofármacos para rectificar esos desvíos hacia lo humano. Esto sería algo así como los latigazos a los esclavos para que no perdieran el ritmo en las galeras...



Sin embargo, según recuerdo, este sometimiento del cuerpo y de la libertad es común en la historia de la Iglesia, y lo hemos podido leer en la biografía de Santa Teresita de Lisieux, Santa Teresa de Jesús, Actas de Mártires, Las 3 edades de la vida interior, etc. En todas esas obras se trasluce que las monjas y cristianos estaban sometidos a mucha presión para cumplir las indicaciones de los superiores o de los mismos Apóstoles u Obispos. Como ejemplo más contemporáneo puedo citar al sacerdote de mi parroquia que todos los meses debe salir a buscar dinero para mantener una clínica especializada en tratamientos paliativos para enfermos terminales, sin descuidar el trabajo pastoral. Se suele quejar de que no sabe còmo ni de dónde sacará el dinero, pero que siempre llega. Entonces, qué reclamamos a la Obra, en el fondo? Más libertad, un trato más humano? Si reclamara sólo eso, y me lo dieran, viviría tal vez más aliviado, más normal... pero justamente de eso no se trata la santidad, o al menos lo que se lee de quienes lo fueron. No sé si me explico.

Tal vez lo que estamos denunciando es el modo, las formas, la rigidez humana. No habrán denunciado lo mismo los jesuítas, franciscanos, monjas, etc. antes de salir de sus respectivas órdenes? Se me ocurre eso. Los testimonios de novaliolapena y otros dan cuenta de la existencia de un circuito cerrado en la dirección de la obra, pero no dan luz ni elementos de juicio para establecer cuál es el problema. Qué diferencia hay entre decir "fulanito ya no tiene más vocación", que decir que al fray tal o al padre tal se le ha dado la dispensa o se le ha reducido al estado laical para que pueda incursionar con más libertad en política o en la alta teología, filosofía. Dentro de la Iglesia se notan modus operandis similares. Convengamos que una disciplina más laxa nos viene bien a todos, pero obviamente obtendrán el premio mayor los que se sacrifiquen más. Por eso, la respuesta de los directores a novaliolapena era en realidad: obedece, confía en lo que dicen los directores, en la obra no hay otra libertad posible que la que no sea la libertad para decidir obedecer lo que nos piden los directores, y finalmente, los directores saben más que nosotros y lo que nos va a ser felices. Yo veo mucha coherencia y/o congruencia en ese circuito cerrado.

Lo que a mi personalmente me ha defraudado de la Obra es que el Opus Dei no es lo que se predica: vivir la santidad como personas comunes, porque lo primero que sucede en el proceso de formación es el aislamiento del mundo. Cuántas veces tuve que explicarle a mi padre que el Opus Dei era para personas normales, pero lo que veía era mi comportamiento extraño con las mujeres -hasta me preguntó si yo me volví gay- el alejamiento de mis amigos, el abandono de mi carrera, la entrega de todo mi dinero y que tenga que recurrir a él de nuevo siendo yo un profesional, y finalmente que sólo podía visitarle una vez al mes. Todavia me acuerdo de la asistencia a misa, cada uno con misal, 15 numerarios caminando en fila en un trecho de 3 cuadras entre el Centro y la Iglesia, vestidos con ropas muuuuuy similares, en silencio y sin saludarse: ¡hasta donde hemos llegado!!!!

Unos meses antes de salir -en realidad escaparme con un bolsito, clandestinamente- quedé horrorizado al verme rodeado por curas en la tertulia habitual, ¿yo qué hacìa allí, qué tenía que ver con ellos? Siempre procuré dejar bien en claro de que me gustaban las mujeres -demasiado- e incluso llegué a controlar que en la asistencia a las actividades del centro no se colara nunca algún trolo -gay- hecho que sí sucedió en otro centro en el que llegaron a pitar 3 homosexuales. Entienden lo que digo? No éramos normales... Si los directores me decían que todo eso lo tenía que soportar con espíritu de sacrificio aunque no estuviera bien, lo entendería, ya que al final el sacrificio genera méritos. Pero cuando uno se siente raro en un lugar, sapo de otro pozo, todo comienza a complicarse, y eso es lo que no está bien en la Obra. Me cayó mal que me pidieran que diga que estaba dispuesto a ordenarme, porque jamás se me cruzó por la cabeza andar con faldas por la calle, o cuando me enteré de que el Colegio Romano es en realidad un Seminario: vade retro!. Ojo! me parece muy meritorio, pero no era lo mío.

Conclusión: el Opus Dei, finalmente ha quedado convertido en un instituto religioso o de vida consagrada más, como otros, en donde la verticalidad y disciplina se justifica para el logro de sus fines, para tener más contundencia, en el que al final, los numerarios viven alejados del mundo y en situación cuasi-monacal -cuántas normas- muy lejos del perfil de un 007 o el de un guerrero santo, que nos pintaban cuando pedíamos la admisión. Ni menciono los partidos del mundial Italia 90 que me perdí -sobre todo Alemania-Holanda con Ruud Gullit y Van Basten- porque estábamos de retiro: eso me pareció realmente extraño, porque no nos mintamos, resultaba imposible no pensar en ese partido mientras se predicaba sobre "postrimerías".

Creo que la Obra se quedó corta, en los hechos, y se convirtió en algo muy distinto a lo que se pintaba. Por eso escribí el artículo "como un castillo de naipes", resultando irrelevante todo el rollo de la publicación de los documentos internos -no entiendo todavia la importancia de eso- en comparación con todo lo demás. Aquello de obrar en conciencia -como muchos han dicho aquí- me suena a libre examen. Si el Papa no está en donde está, con todas sus luces, y las cosas en su sitio, qué nos queda? Nada. Si la conciencia no está informada por la doctrina ni por el magisterio del Papa, estamos en el vacío. Me importa tres pitos lo que diga mi conciencia si después de la muerte no hay nada. Creo que tenemos que avanzar más en clarificar de qué estaba hecha nuestra vocación o si realmente existió, o... qué fué todo eso.

Charlypitt







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