Hola amigos:

Soy aquella madre que sacó a su hijo de un colegio de la Obra hace nada. Bueno.. .la historia sigue porque luego me marché yo. Si señores, me fui. Y qué tranquila me he quedado. Os explico el asunto. Veréis.

Tras una dolorosa entrevista con la numeraria de turno, que me acusó de estar arruinándole la vida a mi hijo por sacarlo de ese colegio y llevarlo a otro (solo ellos forman adecuadamente y colegios pertenecientes a los Carmelitas, Jesuitas, Franciscanos y demás "cosas raras" son una porquería), entramos en el escabroso terreno de que aquí, la que escribe, necesita trabajar más horas y eso implica no poder asistir al círculo habitual. Por no hablar de que la aportación tiene que menguar y/o desaparecer ya que la necesitamos para pagar el piso. En fin. Menudo "pollo" me han montado. ¿No hubiera sido más fácil dejarme ir a otro círculo? Digo, si no hubiera pasado lo de mi hijo. Pues no. Parece que no tengo vocación, que no me esfuerzo lo suficiente, que me dejo llevar por el carro de la pereza hasta el mismísimo infierno, que le he fallado a Dios y he hecho un mal a la Obra, que me he pasado la obediencia por el forro y para postre estoy loca.

Todo eso me dijo la numeraria de turno, cuando le argumenté lo de mis gastos médicos y lo de la ampliación de la jornada laboral y la reducción de la aportación consiguiente, que en su momento yo dije que sería temporal, sólo para salir del bache (en aquel momento yo aún no tenía intención de irme de la Obra). Bueno... podéis creerme, lo del problema de no poder ir al círculo, empezó antes de que mi hijo tuviera problemas. Meses discutiendo el asunto. ¡Meses! Y ahora dicen que lo que ha pasado en realidad, es que estoy molesta porque YO CREO que no han tratado bien a mi hijo, cuando seguro que lo han tratado de primera, y lo de no ir al círculo es una VENGANZA por mi parte, igual que lo de la aportación, porque estoy trastornada, no tengo los principios claros, estoy sufriendo por el niño y ...debería ir al psiquiatra y tomar un antidepresivo y recuperar la objetividad, porque me ven muy mal, muy mal. (Supongo que habían pensado enviarme al mismo doctor que va cierta numeraria de la que no diré al nombre, que cierto día se me puso a llorar desesperada, porque lo que quería era dejarlo y volver a su casa pero que misteriosamente, meses después, ahora,  dice que no, que simplemente tiene mucho estrés y que aquello que me dijo, lo recuerdo mal,o me lo invento ¿qué le habrán hecho tomar a la pobre mujer?).

En fin. Otro día os seguiré contando. Porque tengo tela... para contar.

Un abrazo a todos.

Teresa María