Cuando denuncié al obispo de mi país por conducta escandalosa -parece gay y hay gente que lo asegura, y activa en política-, tuve que conversar con el representante del vaticano, lo que a su vez me espantó aún más: lo que se lee, escucha y ve en la Obra, sucede en la misma Iglesia. Hay mucha conducta omisiva, complicidad, personas con mentes retorcidas -sacerdotes, cardenales-, incompetentes, obtusos, lo que me ha llevado a plantearme: Què està sucediendo?, Esto siempre fue asì?.

Siempre he despreciado este sitio web, me parecían todos muy resentidos, perdedores, ñoños/as, débiles mentales, y que aún cuando ya hace más de una década dejé la obra, todavía sigo pensando que cuando los directores y curas nos incluyen entre la gente descarriada -con condena inminente- y rezan para no pensar en nosotros Dios los escucha, y nos envía males. Siempre he pensado -me cuesta olvidar- que todos los males presentes provienen del abandono de la obra, o al menos tienen relación con ello. Justamente por eso, a título de penitencia -pensando en Silas, el de Còdigo da Vinci-, previa confesión y sacrificio acudí al nuncio para denunciar al desgraciado heredero de los apóstoles, y a sus cómplices, otros curitas que caminan por la mano izquierda. Me dijo el nuncio que mi denuncia llegó a la Santa Sede y que la Sagrada Congregación para los Obispos intervino en el caso, pero que no podían hacer nada por falta de pruebas -no les bastaba las publicaciones periodisticas diarias y sobre todo que los hechos eran de conocimiento público y manifiesto-. Sugerí que contrataran a un investigador privado que siguiera al prelado y le sacasen fotos in franganti, no había otra. Como conocía el oficio le sugerí nombres, profesionales. Pero no hubo caso, se negaron a ello aduciendo que el costo sería muy alto.

Le dije al nuncio que no faltarían cristianos que pondrían el dinero. Pero lo que realmente me impactó fue el planteamiento del Nuncio: Qué quería que él hiciese? Cuál era mi pedido en concreto? Previamente me repitieron que todo lo denunciado debía permanecer en el más profundo secreto, bajo pena de pecado mortal (literalmente). Sorprendido, le recordé sus obligaciones, y que no podía ser que todo el mundo -gente de bien- pensase y hablase mal del arzobispo, que se burle a sus espaldas, y que nadie hiciera nada. A lo que volvió a plantearme ¿Qué podía hacer?

charlypitt