Cuando tus padres te roban la infancia (III).- Merlin
Fecha Wednesday, 29 June 2011
Tema 080. Familias del Opus Dei


CUANDO TUS PADRES TE ROBAN LA INFANCIA (III)

 

Después de haber vivido esa vida, visto ahora con cierta perspectiva no es extraño que haya acabado con problemas psíquicos, lo mismo que casi todos mis hermanos. Los que no hemos sido nunca del opus dei, por las heridas recibidas procedentes del fuego amigo que por nuestro bien sufriamos,  y los que están dentro,  porque también tienen sus problemas: tienen doble familia, aunque en realidad tienen doble carencia de familia. Mis padres no, mis padres siempre han sido de hierro, impasibles asisten como espectadores a los dramas de las vidas de sus hijos. Todo lo bueno es gracias al plan de vida cristiana del opus. Todo lo malo es consecuencia del mal vivir, de la vida pagana que nos convierte en extraños y en enemigos. Y además no hay problema, las desgracias son pruebas de cariño que les envía Dios para ayudarles en su santificación; qué más se puede pedir...



Cuando íbamos a campamentos nos sentíamos abandonados allí y veíamos con envidia como algunos compañeros conseguían marcharse antes de finalizar el turno. Nosotros jamás de los jamases, ni estando enfermos conseguimos trastocar el plan establecido para nuestras vacaciones. Y aunque a ratos lo pasáramos bien, el hecho de tener que ir año tras año obligatoriamente junto con las - muchas veces - deficientes e improvisadas instalaciones, hacían que deseáramos que aquello acabara cuanto antes. Nada que ver con las películas de campamentos de Disney. No íbamos a pasarlo bien, íbamos a ser puestos a disposición de los voluntariosos numerarios que lo que querían era hacer méritos y pescarnos: ir encauzándonos en planes de vida, vocaciones, etc... Y eran campamentos que no cumplían ninguna norma, ni de seguridad, ni sanitaria, ni nada de nada. Se juntaban dos curas y dos numerarios y en cuatro coches prestados llevaban a treinta chavales. Y además no importaba, allí se iba a lo que se iba.

De la misma época es un viaje que hicimos a Roma en tren conducidos por numerarios. Recuerdo mi nerviosismo al pasar las fronteras, debido a que junto a nuestros equipajes fueron añadidos paquetes que no nos pertenecían, - regalos para el padre, nos dijeron -, con la evidente intención de pasarlos camuflados. Tengo borrosos los detalles pero sí recuerdo que era el primer padre y supongo que serian objetos que se pasaban de contrabando para la domus aurea que se estaba construyendo en Roma, esto es Bruno Bocchi. Sobre esta acción solo diré lo siguiente: sin comentarios y quizás alguien pueda corroborar estos viajes organizados para – quiero creer que no sólo para esto – enviar mercancías de contrabando utilizando a niños de mulas.

Cuando éramos un poco mayores viajamos al extranjero para, supuestamente, practicar idiomas. Dublín en Irlanda era un destino habitual para el ingles y Suiza y Francia para el francés. Eran otros tiempos, no había móviles y ahora reconstruyo aquella época a través de postales enviadas y recibidas. No tengo ni una carta, siempre eran postales, y me asombra la tranquilidad con que se dejaba en manos del destino – de Dios supongo – a adolescentes que viajaban solos. Recuerdo una vez en Suiza, perdido entre trenes y autopistas y totalmente despistado por estar los rótulos en flamenco. Finalmente logré llegar a mi destino con bastante retraso, sin que nadie me hubiera echado de menos. Fue un curso de idiomas muy interesante: en un piso estábamos como ocho españoles que nos pasamos el día allí encerrados hablando por supuesto en español, durmiendo en colchonetas, con un par de horas de clases de francés y el resto del día sufriendo el acoso de siempre. Leyendo postales de esta época veo varias de mi madre enviadas preguntando si llegué bien ya que todavía no había recibido noticias mías. Pero sin ninguna preocupación, estaban acostumbrados a tenernos en danza de un sitio a otro; estábamos super encomendados y si pasaba algo es que era una prueba, así que porqué preocuparse o interesarse. Además ellos tenían sus propias obligaciones y círculos, meditaciones, citas y cafés para hacer apostolado y cuando eran convivencias pasaban varios días fuera de casa.

 

Recuerdo una vez en especial en la que acudí a buscar a mi padre a su despacho porque me encontraba mal. No sabia lo que me pasaba. Luego lo he vuelto a vivir muchas veces, pero la primera vez que tienes un ataque de pánico es la peor, ya que no sabes lo que te está pasando. Pues me dejó plantado porque había quedado con un amigo, y es que ni lo dudó siquiera. Era una cita para hacer apostolado: lo primero es lo primero. Además a mi ya me evitaba desde que una de las veces en que me acosaba con las charlas preparadas por él y sus asesores espirituales, le había replicado que cómo podía decir que lo primero era la familia, si él tenia otra familia aparte de la nuestra. Con el tiempo comprendí que no había contradicción ninguna, lo primero era realmente la familia, pero la otra.

 

No tuve respuesta ni replica aquel día pero luego he comprendido que aquello fue cruzar una frontera sin retorno y que mi padre, detrás de su máscara de bondad, nunca lo olvidaría. Desde aquel día, además de no tratarme como hijo desde el punto de vista emociona,l comenzó a discriminarme económicamente y poco a poco a marginarme y alejarme de los asuntos familiares. Si sus actividades siempre habían estado rodeadas de secretismo (discreción lo llaman ellos aunque al opus se lo cuentan todo), desde entonces este secretismo se extremó y aunque era pública y notoria su actividad económica, nunca contó nada de sus negocios en casa y de hecho yo me fui enterando de muchas de sus actividades a través de terceras personas. Todo tiene su porqué y es que muchos bienes y propiedades eran traspasados a sociedades y fundaciones, por lo que cuánto menos supiéramos los miembros de la familia que no “entendíamos” la obra, mejor y más seguro que estaría el botín.

 

Leyendo en opuslibros he visto descritas muchas de las cosas que hacían y que ahora veo que no eran espontáneas, sino que tenían que hacerlas y luego poner la x correspondiente en su casilla del “plan de vida”: así la “visita” al santísimo, las romerías en mayo – si vas obligado son un tostón – la misa dominical todos en ayunas, – ni agua –, horas antes, y el ver a mis padres quedarse en sus asientos una vez que la misa ya había acabado. ”Qué santos son”, pensaba de pequeño. Se ve de otra manera cuando te enteras que es una cosa que hacen todos los que pertenecen al opus dei; no era algo natural sino una obligación, hasta creo que hay un tiempo estipulado. Supongo que lo hacen para escenificar su superioridad sobre los demás fieles de la Iglesia que asisten a misa, los de la tropa de la tropa vamos “Dan pena esos hombres «piadosos» que no saben asistir a misa"

 

Ellos son los que dan pena con su histriónico exhibicionismo.

 

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