Hasta preguntaban en esos impresos cuanto gastaba la madre en bragas y demás ropa interior y lo mismo sobre el padre. Esa petición iba avalada por el consejo local, llegaba a la delegación, donde todas las directoras y oficiales sabían de quien se trataba y los motivos por los que pedía esa ayuda familiar, opinaban y mandaban el escrito a asesoría y allí la procuradora a la cabeza daba su opinión. No había vuelto a acordarme del suceso hasta leer el post de PimpinelaEscarlata.

Corría 1989, servidora era una agregada ya no con todas las de la ley pero todavía llena de buena voluntad. La situación económica de mis padres en aquellos momentos era muy difícil y yo ganaba un buen sueldo, pero obviamente, “la familia con lazos más fuertes que los de la sangre” se quedaba con eso y con más. Por navidad le compré un jersey a mi madre, sin consultar y sin nada y entregué el resto del sueldo. La conversación con la secretaria fue como sigue:

-Secretaria: Hubieras tenido que consultar, los gastos se consultan siempre.

-Mediterráneo: Estoy harta de consultar y cuando es para mi madre la respuesta siempre es que no, así que me he ahorrado el no y he hecho lo que me ha parecido. Ya me confesaré si tengo que confesarme.

-Secretaria: Si estuvieras casada hubieras tenido que preguntarle a tu marido si podías comprar un jersey para tu madre con el presupuesto de la familia.

-Mediterráneo, rebotadísima: Punto uno, si estuviera casada tendría dos mil compensaciones que ahora no tengo y punto dos, no ha nacido todavía, no ha visto la luz del sol quien me diga a mí que no puedo comprarle un jersey a mi madre, porque yo iré desnuda pero mi madre tendrá el jersey.

Otro día, no mucho tiempo después, tendiendo una lavadora vi la ropa interior de mi madre y algo dentro de mí hizo “click”. En cuanto cobré el siguiente sueldo me llevé a mi madre a una corsetería y salimos que ni Paris Hilton en sus buenos tiempos. Cuando llevé el sueldo capitidisminuido de mala manera, la conversación con la secretaria, que debía acordarse mi rebote anterior, fue como sigue:

-Secretaria: Deberías haberlo consultado, te hubiéramos dicho que sí.

-Mediterráneo, lanza en ristre por si acaso: Sí, y mientras yo te lo consulto a ti, y se reúne el consejo local y deciden si sí o si no, mi madre con las tetas por el suelo, ¿verdad? Pues mira, no, prefiero hacerlo así. Dime si tengo que confesarme y ya me confesaré, aunque no estoy arrepentida en absoluto y no creo haber hecho nada mal.

¿Cómo es posible haber vivido así, me pregunto ahora?

Mediterráneo