Lo único que me preocupa de esa declaración del alto eclesiástico es que dentro de la Iglesia evalúen como viable la reforma del Opus Dei. No sé en otros casos, pero en el caso del Opus Dei no creo que sea reformable, así como un fraude no lo es. Sé que es muy difícil encarar la verdad y que la tentación es autoengañarse de la manera más verosímil posible. Pero no va a resultar.

Es la lección de los odres viejos y los remiendos nuevos.

O se disuelve, o se crea una nueva institución. La reforma solo ayudará a que el Opus Dei sobreviva a este Papa o al siguiente y se torne una organización más resistente. Como un virus, en lugar de desaparecer, va a mutar y fortalecerse. Si no se encara bien, el resultado puede ser mucho peor.

También existe la posibilidad de que un proceso de reforma tenga como objetivo final la disolución de la organización en cuestión, como un modo gradual de ir aceptando una verdad muy difícil de acarrear por gran parte del público creyente.

Haga lo que se haga, lo fundamental es no engañarse. Ya el Opus Dei engañó suficiente a una multitud de creyentes.

Saludos,
E.B.E.