Me sigue pareciendo muy interesante lo que cuenta no_valio_la_pena. Sólo espero que el silencio de oficio no limite la riqueza de su testimonio. Por supuesto, tampoco deseo que se exponga innecesariamente ni que nada de lo que cuente le pueda provocar perjuicio alguno, interior o desde afuera.

Toda la cuestión del silencio de oficio, exclusivamente en el caso del Opus Dei, da para debatirla y reflexionarla exhaustivamente. Personalmente no creo que se aplique de la misma manera que si uno hubiera trabajado en la Santa Sede, por ejemplo.

Yo he guardado el silencio de oficio y lo seguiré guardando en todo lo que atañe a la vida privada de las personas que he conocido, personalmente o a través de los papeles. Pero respecto a la vida “privada del Opus Dei”, pues ahí sí que no me anoto. Desde el momento en que es una institución que engaña y defrauda a las personas que se entregan totalmente por esa causa, que como bien dice el nick, “no valio la pena”, toda su “privacidad” y sus juramentos de silencios están al servicio de su arbitrariedad y abusos.

Si hay algo que saben hacer los superiores del Opus Dei es atar conciencias con pesos que ellos jamás levantan (como los fariseos). Al menos, a mí con esas cargas no me atan más. Y no quisiera, por eso, que otros quedaran atados, ya sean porque tienen cosas interesantes que contar como porque en su vida privada tienen derecho a vivir en paz y sin ningún tipo de angustias colgadas por el Opus Dei.

El mismo Maciel colgó ese tipo de cargas en las conciencias con “el voto de la caridad” (qué cinismo) y de esa manera consiguió armar sus coartadas y su hermetismo.

El tema es que el silencio de oficio impuesto por el Opus Dei no sea una forma de colaborar con el daño que hace el Opus Dei a diario. Esto es lo que me inquieta.

Y no pienso que ese silencio de oficio ate de manera en que el confesor está atado a su silencio. En absoluto. Creo que es necesario que el Opus Dei quede expuesto de la manera más explícita posible, porque con su accionar ha perdido toda legitimidad y autenticidad religiosa.

Como cuando nos decían al entrar al Opus Dei, que “todos nuestros derechos habían pasado a ser deberes” (o sea, no teníamos más derechos), pues ahora los privilegios del Opus Dei han perdido legitimidad desde el momento en que ha quedado expuesta la naturaleza del engaño con que procede.

Saludos,
E.B.E.