Mi vida: Otra historia que tampoco valió la pena (III).- No_valio_la_pena
Fecha Monday, 20 June 2011
Tema 020. Irse de la Obra


Mi vida: Otra historia que tampoco valió la pena (III)

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Llegué a mi nuevo país en verano de 2007. Iba ahí con muchísimas ganas, con deseos de aprender, de ser uno más, de hacerme a una nueva cultura, de querer a la gente de ahí como si hubiera nacido y vivido siempre en esa tierra. De ser un ciudadano más.

Los primeros meses me "encerré" para estudiar el idioma lo mejor y más rápido posible. Fue duro, pero mis ganas de aprender podían con todo. Tenía tres horas de clase por la mañana y pasaba otras tres estudiando por la tarde. Trabajaba además como oficial en la comisión regional y vivía en ese centro. A los pocos meses de llegar, me nombraron director de un centro de numerarios, así que me trasladé a otra casa y dejé de trabajar como oficial, porque como seguía metido de lleno en el aprendizaje del idioma, ya no me quedaba tiempo...



Un tiempo más tarde, un amigo me ofreció empezar a dar clases de español en una universidad, a tiempo parcial (3-6 horas a la semana), y después de consultarlo, dije que sí. Por fin, me decía a mi mismo, diez años después de terminar tu carrera, empiezas a enseñar (aunque fueran sólo unas pocas horas a la semana). Yo que me había entregado para trabajar en medio del mundo, santificándome ahí, como los demás, tardé diez años en empezar a trabajar "un poquito" en medio del mundo.

El tiempo pasó y terminé mi curso intensivo para aprender el idioma. Fueron más de dos años de clases, de exámenes, de luchas. Fue un curso muy duro. Pero aprendí bastante porque quería integrarme al 100% y ser así mejor opus dei. En mi curso, para que os hagáis una idea de lo duro que era, empezamos 20 y terminamos sólo 3.

En cuanto acabé mi horario intensivo de dedicación al idioma, me comunicaron que había sido nombrado defensor de la comisión regional (el defensor de la comisión regional, para los que no lo sepan, es como el subdirector de una delegación; en pocas palabras, el miembro laico -no es sacerdote- que ocupa el puesto más alto en el gobierno de los hombres de esa región). Por otro lado, además de ese cargo, seguía siendo director de un centro de numerarios y tenía que dar algunas clases en la universidad. Mi centro estaba a más de 30 minutos en coche de la comisión, pero allí iba todos los días, pues está previsto que el defensor, para los que no lo sepan, lea con el vicario regional todos los escritos (informes, avisos, consultas, etc.) que llegan y salen de la comision.

Continuará...

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