Al leer tu petición de que alguien te aclare lo que es un agregado del opus, estuve a punto de hacer lo que estoy haciendo ahora: transmitirte algo de mi experiencia como agregado del opus durante 23 años. Quizá llevado de mi pereza pensé que otros te darían suficientes y acertadas contestaciones y que, por lo tanto, no te haría falta la mía. Hoy, después de leer las valiosas aportaciones de Suedith, Kaiser, Salypimienta, María Luisa y Mediterráneo, me doy cuenta de que ya vas bien servido con sus advertencias y aclaraciones, por lo que me reafirmo en mi tesis de que no puedo añadir gran cosa a cuanto te dicen.

Solo quería aportar algo:

No te hagas ilusiones, tú no eres propiamente un miembro de pleno derecho dentro del opus. Eres un apéndice, una añadidura, un parche, fruto de un antojo que tuvo Escriba cuando ya hacía más de veinte años que andaban por el mundo los verdaderos, los genuinos, los selectos miembros del opus: los numerarios. Tuvieron que pasar esos veinte años, de que te hablo, para que se le “ocurriera” a J. M. E., para que “cayera en la cuenta” de que también cabían dentro del opus personas no tan selectas, ni tan de primera clase como los numerarios. Es decir que se podían admitir seres inferiores, con limitaciones, taras o “defectos de fábrica”, que ni siquiera tuvieron denominación fija: se empezaron a llamar “supernumerarios internos” luego “oblatos” y finalmente “agregados”.

Por tanto, si creyeras que, porque te has inscrito en el opus como agregado, te vas a codear de igual a igual, con los “selectos” y ser uno de esos que se autoproclaman “aristócratas de la inteligencia y del amor” se te puede aplicar aquello de “Agregado, agregado no seas pedante, que con ser agregado ya eres bastante”.

Sí, hombre sí, te dirán que tu “vocación” es la misma que la de cualquier otra clase de socios del opus. Que en el opus no hay clases, que no hay más que una vocación y un solo puchero del cual cada uno toma según sus circunstancias peculiares… y bla, bla…

A ti, por tus circunstancias personales, según veo, te han dicho, y te han hecho creer -¡¿cómo llegan a ser tan adivinos y atrevidos?!- que tienes vocación de agregado. ¿Te lo han explicado? ¿Qué razones de peso te han dado? ¿Sabes lo que quiere decir eso? Pues yo te lo voy a explicar, someramente:

Tres situaciones básicas, aparte de otras también importantes, tienen que concurrir en una persona, para que se pueda empezar a pensar en que puede ser numerario/a:

Inteligencia.

Carácter.

Posición social y familiar.

Si se dan estas tres condiciones de forma satisfactoria ya podemos empezar a ver ahí un numerario/a. Por supuesto, luego vendrá lo de la vida interior, afán apostólico, entrega, virtudes teologales y cardinales… etc. Pero si falta alguna de las tres básicas pues, sí, podrá ser del opus… pero estaremos ante un… agregadillo.

Tienes que concluir por lo tanto que, si te han dicho que sirves para agregado, es porque, según ellos, te falta una de las tres condiciones básicas, o dos de ellas, o las tres. Pero eso nunca te lo dirán, claramente.

Mi querido “Agregado”, lo demás que puede faltarte, ya te lo dicen claramente Suedith, Kaiser, Salypimienta, María Luisa y Mediterráneo.

Tienes que saber que tú, como agregadillo, en el opus, ni pinchas ni cortas, ahora, ni cortarás ni pincharás, nunca, aunque entregues todo lo que eres, todo lo que tienes, todo lo que vales, tu vida entera al servicio de Dios (en realidad al servicio del opus).

Has pedido opinión y se te ha suministrado en abundancia. Supongo que, de todo lo que te decimos entre todos, algo nuevo habrás aprendido, que quizá los del opus no te habían contado. ¿Sabes acaso lo del plano inclinado?

Ahora, como siempre, tú eres el que tiene que tomar las decisiones y actuar de acuerdo contigo mismo. Ojalá no te equivoques.

Con profundo respeto y afecto, paz en libertad.

Ex-Apéndice