Querido Otaluto, 

Por favor, no metas en tu diálogo interno la frase de “siempre voy a tener la sensación de que podría haber hecho algo más.” Tú hiciste lo más que pudiste para ayudar a tu amigo y ten la certeza que no hubieras podido haber hecho más. Leyendo los hechos estoy segura que todos coincidimos que tus reacciones fueron lo mejor que pudo haber sido. Trataste de calmarle mientras que averiguabas qué hacer para ayudarle, luego buscaste ayuda de un médico porque tú no sabías como inyectarle el medicamento, ayudaste a cargar a tu amigo, le diste respiración hasta que los doctores te indicaron que dejaras de hacerlo. Otaluto, mejor no pudiste haber obrado además de haber sido el amigo que estuvo junto con él, le brindó su ayuda y no le dejó solo.

Qué te puedo decir, esa sensación de que pudiste haber hecho algo diferente es muy normal y es así como reaccionamos los seres humanos (trucos de la mente). La experiencia no fue fácil y el desenlace doloroso y nuestra mente nos quiere engañar que si reaccionamos distinto eso no nos va a volver a pasar en el futuro. Es un intento por querer controlar no volver a ser vulnerables. Y esta es una reacción muy humana y natural. Mira que es igual cuando a una muchacha la ultrajan sexualmente, la reacción normal es que se sienta culpable: es mi culpa porque si yo no hubiera ido a esa fiesta… y si no hubiera andado por esa calle o usado tal ropa… Hay un intento de la mente de decir: esto no me va a volver a pasar. Desafortunadamente somos seres vulnerables y aunque vista de monja y se recluya en un convento igual puede llegar un malandro a ultrajarla. Similar es la reacción de una madre a quien le quitan el hijo: es que si yo hubiera estado con él en lugar de dejarlo con su hermano, es que si yo no hubiera estado trabajando…

¿Qué engaño te quiere hacer tu mente?, ¿no obedecer en un futuro al médico? Sabes muy bien que seguir las instrucciones del médico es la reacción correcta y fue exactamente lo que hiciste. No había forma de saber que la situación era grave y aun así, sin saber, dejaste que tu amigo se quedara en tu cuarto y le hiciste compañía para tranquilizarle. Qué bendición de muchacho haberte tenido ahí.

Coincido contigo en que esa paz que reflejó tu amigo es porque probablemente estaba entregado a la voluntad de Dios. Que bendición más grande morir así. Creo recordar una frase de la beata Ana Catalina Emmerich: “no me apena la persona que muere en paz”.

Que no se turbe tu paz, Otaluto. Como ese muchachito, dale tu vulnerabilidad a Dios y deja que se haga Su Voluntad.

Un abrazo,

Nelli