Un comentario olvidado a mi último envío.- Kipepeo
Fecha Friday, 17 June 2011
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


En primer lugar agradezco a Fueraborda sus palabras de ánimo, pero creo exagerado su entusiasmo; mi contribución es como de una ‘hormiguita’, pero creo hacer el bien y al menos esos conocidos y amigos ya saben a qué se apuntan al frecuentar la Obra, decidirán a conciencia... y muchos se aprovechan de las cosas buenas y se deslizan como anguillas por las malas. Además muchos hay que se percatan de que para vivir la santificación del trabajo y realidades cotidianas no le hace falta pertenecer a la Obra. Eso mismo le dije al director cuando me ‘plantearon ser de la Obra’ (nunca usaron el término ‘numerario’ durante todo el proceso, y menos aun que había una vocación de numerario en la mayor parte de las charlas anteriores) y él lo admitió. Me contestó solamente que para que muchos puedan vivir así es necesario que algunos se hagan de la Obra (miren... ¡solo descubrí la existencia de los Supernumerarios meses después de haber pitado!)...



Desde la lejanía de un buen par de lustros, veo hoy claramente que aquí reside la principal falacia de la Obra, fruto y síntoma al mismo tiempo de un claro origen humano (invención pastoral) en la mente del Fundador: no me creo que sea necesaria una institución al margen de las Iglesias Diocesanas para enseñar lo que supuestamente enseña la Obra: la santificación del trabajo, en medio de las realidades ‘mundanas’ y cotidianas (ya veremos que después hay toda un añadido ascético, piadoso, ritual y de praxis periféricas que se vuelven centrales - que no la simple santificación del trabajo - sin las cuales sería muy, pero muy difícil justificar una entidad propia de La Prelatura y su misma existencia o su supuesta misión). La catequesis normal de la Iglesia – en tiempos SIN CRISIS - podría hacerlo muy bien... y atender la dirección espiritual de los fieles laicos; pero esto es asunto para el principal escrito que estoy confeccionando hace bastante tiempo.

Me gustaría añadir a mi último envío una consideración más sobre la cuestión crucial de la docilidad a la Iglesia y desde luego a Dios.

  1. Habla nuestro Prelado que suele hacer todo llevando los asuntos a la Oración intentando mirarlos y rumiarlos ‘según la mente y enseñanzas de San Josemaria’ buscando escucharlo en la oración, etc, etc... “¡hablad con él!” nos dice con frecuencia. Él mismo escribe con no menos frecuencia que busca decidir las cosas como lo haría Nuestro Padre. Muy bien... ¡hagamos entonces un raciocinio simple, un silogismo lógico!
  2. San Josemaria se encuentra hoy (lo que pasó, pasó) en el Cielo (nadie en La Prelatura lo duda). Todos sabemos que el Cielo es por antonomasia el ‘lugar’ donde la Voluntad de Dios se hace soberana, Todo en Todos... imposible la mínima discrepancia – ni un átomo – entre un habitante celestial y la voluntad del Padre... eso sí, posiblemente habrá una gran santa y pilla creatividad en lo de la intercesión y petición de favores y gracias de todo tipos. Pero son eso mismo - “Gratias” - no cosas indebidas y mucho menos pecados.
  3. Sabemos a mano llena que Dios respeta sumamente la autoridad de su Iglesia y tenemos harta documentación de dicha actitud: el respecto de Jesús a las autoridades religiosas farisaicas de su época (“Haced lo que ellos dicen , pero no lo que hacen..”); en la vida de muchos santos como Sor Faustina Kowalska, sor Lucia de Fátima, Santa Teresa de Ávila, al pedirles algo (divulgar una devoción, un escrito, siempre lo colocaba bajo obediencia, afirmando que se debía de respetar al confesor y al superior(a), mismo cuando estos por ejemplo no querían hacer público algo que el Señor pedía por intermedio de dichas personas. Creo que es cosa bien documentada en la Historia de la Iglesia: siempre tuvo Dios un respeto a la legítima autoridad establecida en Su Iglesia.
  4. Como bien dice AgustinB ¡No tiren el bebé junto con el agua del baño! - una de las cosas que seguramente hace San Josemaria en el Cielo, además de interceder por la Obra y los de la Obra, es seguramente corregir y contrarrestar los eventuales errores que ha originado en vida y en su fundación, más o menos inadvertidamente... o no. Por eso, es impensable que desde El Cielo y en El Cielo San Josemaria interceda en contra de la decisión del Papa Benedicto XVI en materia disciplinar relativa a la Obra, que solamente intenta llevar a su cauce lo que es disciplina de la misma Iglesia de Dios desde el papa León XIII, debidamente plasmada en el C.I.C., una vez descubierto el trapo sucio y mal oliente. Creo sencillamente que no hay ningún teólogo que se atreva a disputar esta afirmación (bueno... que nos conteste y esclarezca).
  5. Conclusión... si el prelado escuchara realmente a Nuestro Padre en su oración, obedecería inmediatamente lo dispuesto por la Iglesia, sin andar con rodeos y adecuaciones formales que ‘son... pero no son’; sin ‘ánimos de recuperar’... dejando de lado el sindrome de Ananías y Safira. No se trata de materia opinable... es cosa GRAVE. Os recuerdo que el Cisma de la Iglesia Ortodoxa no es de hecho doctrinal, sino más bien disciplinar (no aceptan la autoridad del Obispo de Roma).

Robert Lee escribía allá por Noviembre 2010 sobre la coexistencia pacífica de cosas malas y buenas en el Opus Dei (le tengo sincera admiración por su ontológico escrito “No confundir el niño con el agua”; además estoy de acuerdo en muchas cosas con él, si bien que eso de permanecer en la Obra como un ‘disidente’ es un lujo no permitido a muchos sin una razón muy fuerte para ello, como ingresar un sonante $$$$) ... y su esperanza de que Dios, si es Su Voluntad, llevará la Obra a su debido cauce… pero ha enviado ‘profetas’, ahora el Santo Padre… quien más hace falta: ¿su proprio Hijo???

 

Eso era... sacad cada uno las debidas conclusiones sobre las dificultades a las que el Espíritu Santo se enfrenta para hacer su trabajo en La Prelatura.

¡No! – ¡No es un cilicio! – Es la famosa ‘cinta de Moebius’ ... quizás un símbolo que representaría mejor la quintaesencia de la Obra hoy: nadie parece saber realmente dónde va.

 

¡Saludos a todos!

Kipepeo







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