Denuncia en campaña en su contra por el Opus Dei.- Casimiro
Fecha Friday, 17 June 2011
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Olegario González de Cardedal, premio Ratzinger, el “Nobel de Teología

Denuncia una campaña de descrédito en su contra orquestada por el Opus Dei y los teólogos Iraburu y Sayés

“La salvación de la Teología está en el rigor del pensamiento y en la confianza en su valor y fecundidad para los hombres”

Religión Digital, 17/06/2011

Acaban de concederle el primer premio Ratzinger, el "Nobel de Teología", junto a otros dos prestigiosos teólogos. Un premio que consagra a Olegario González de Cardedal como una de las referencias vivas de la Teología mundial. El teólogo de Salamanca se alegra "por España" y, al mismo tiempo le duele que los sectores más ultracatólicos se atrevan a acusarlo de "heterodoxo" y a poner reparos a su Cristología. Una campaña de descrédito alimentada por los teólogos españoles Iraburu y Sayés, así como por textos del Opus Dei difundidos en Internet. Sin entrar en polémicas, el catedrático emérito salmantino pide "rigor y fidelidad" en el quehacer teológico...



¿Qué siente tras haber sido galardonado con el primer Premio Ratzinger?

El premio me alegra más por España que por mí personalmente. Necesitamos tener dignidad supranacional, más allá de nuestros corrales y apriscos.

Y eso que algunos ponen en duda su ortodoxia y hasta se llegó a plantear una pregunta sobre su Cristología en la presentación de los premios.

Efectivamente, me ha entristecido que en la misma presentación del premio preguntaran por las objeciones hechas a mi Cristología. Uno agradece las reales recensiones críticas. Más aun, las desea, las espera y cuenta con ellas. Pero esa campaña de Internet y distribución de publicaciones escritas contra ella no la acabo de entender.

¿De dónde procede la campaña?

Me dicen que viene de dos frentes en Internet. El primero es un fondo de textos del Opus Dei. El segundo procede de J.M Sayés y de J.M.Iraburu en Pamplona.

El que más se ha significado en la crítica de su obra ha sido J.M. Iraburu

Nada más lejos de mí de querer entrar en polémica. Una polémica que en un sentido me entristece y, en otro, me honra. Dicho autor escribió un libro contra las que consideraba 'torres de la teología' en Europa. Primero, contra Rahner y Balthasar; luego, contra Ladaria y contra mí. Un recensionista añadía con humor y lucidez: "Hubiera incluido también a Ratzinger, pero ya siendo Benedicto XVI no se atrevió". Últimamente ha rizado todos los rizos escribiendo un volumen contra un gran exégeta, limitado en sus propósitos, consciente de lo que queda por hacer en ese campo, con limites reconocidos por él mismo, pero ciñéndose al objetivo mínimo previsto, pero que le es esencial al teólogo sistemático, al que no puede renunciar y con el que debe contar siempre. No hay fe sin historia, y el esclarecimiento de esa relación hay que hacerla en cada generación histórica.

¿A quién se refiere?

Me refiero a la crítica hecha al excepcional en su orden John P. Meier. ¡Abracadabrante!

Una crítica a la que le dan altavoz los más rancios apologetas

En efecto, algunos órganos de opinión en la cúspide hispánica elogian esas críticas desde una real ignorancia respecto a ese campo y a todo lo que en él está en juego. Por un mal entendido empeño apologético están prestando un servicio negativo.

Mientras el Papa se esfuerza por demostrar que la fe es razonablemente creíble

En fe, Iglesia y teología no solo hay que ser creyente sino que hay que ser también creíble. No se puede reclamar sólo razón para uno mismo sino proponer y mostrar los propios fundamentos ante el prójimo. Fundamentos que aunque sean difícilmente mostrables a una razón moderna inclinada a una afirmación de la supremacía de la razón positivista, tienen su real razonabilidad, y ésta es objetiva y públicamente defendible desde un horizonte que no se agota en la inmediatez.

También en este campo hay que hace ejercicio de magnanimidad y de comprensión: haciendo aportaciones positivas de rigor crítico y de ancho horizonte intelectual, de real información sobre la larga historia de la Iglesia y del dogma, no sólo de un conocimiento de cierta escolástica que no tiene más de un siglo y medio de historia y no indiscutida.

¿Qué les aconsejaría a los teólogos más jóvenes?

Invito a las nuevas generaciones a recoger esta invitación del Papa a pensar teológicamente en alto y en claro, en rigor y fidelidad. Que para eso ha creado el Premio: para que lo mismo que en el ámbito de la cultura se reconocen con los Nobel (y premios similares) valores y eminencias, de esta manera se reconozcan también en la teología, se valore su función en la Iglesia y se anime a las generaciones jóvenes a ejercitarse en ella. Y el premio es tan abierto que se podrá dar también a teólogos no católicos. Esto es grandeza de espíritu y ejercicio ecuménico a la vez que voluntad reformadora en el orden moral, tal como acredita este Pontífice.

¿Y, después del Premio Ratzinger?

Ahora ya olvido todo esto, y al trabajo. A los dos días de recibir el premio, me vuelvo a España, porque en la semana del 9 al 15 tengo el curso de la "Escuela de Teología K.Rahner-Hans Urs von Baltahasar" con el tema "EL HOMBRE EN ALTERNATIVA. Posmodernidasd y cristianismo en España", en Monte Corbán, seminario diocesano de Santander. Y lo hago desde el consejo del profeta que repetía Santa Teresa: "En silencio y esperanza está la salvación". También la de la teología.En el trabajo bien hecho, en el rigor del pensamiento, en la confianza en su valor y fecundidad para los hombres, para todos y no solo para los miembros de iglesia.







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