Esta carta me ha recordado a El Opus Dei: La gran decepción.- Jorges
Fecha Monday, 06 June 2011
Tema 010. Testimonios


La semana pasada los legionarios de Cristo anunciaron la salida de su organización del Padre Juan Pedro Oriol, quien por muchos años fue miembro de la orden y parte de una familia de gran influencia en España y en el movimiento Regnum Christi. El Padre Oriol vive en Guadalajara México desde hace muchos años.

El pasado 29 de mayo, el Padre Juan Pedro Oriol, quien es editorialista del Periódico El Norte, de Monterrey México, (www.elnorte.com) publica la carta que anexo a continuación, en su espacio editorial y donde él mismo anuncia su salida del movimiento.

De alguna forma, su texto trae a mi memoria aquella colaboración de Heraldo en Opuslibros del 4 de julio del 2008 "El Opus Dei, La gran Decepción", y describe los mismos sentimientos que al menos yo comparto.

Les mando un abrazo a todos

Jorges

 

Nuevo camino

 

Juan Pedro Oriol

29 May. 11

¡Qué maravilla es ser sacerdote! El hombre que vive de cara a Dios y entregado a los demás. El hombre que sabe que Jesús está a la puerta y llama... (Ap. 3, 20)


En mi sacerdocio, hoy comienza un nuevo camino. He decidido exclaustrarme y dejar la que ha sido mi congregación y a la que tanto llegué a amar...



He llegado a esta decisión después de seguir un proceso personal. No quiero mirar atrás, lo único que quiero es hacer la Voluntad de Dios, poder agradarle y servirle. Y su Voluntad la encuentro en la Autoridad de la Iglesia.


Esta decisión, aunque no quita mi dolor, me lleva a encontrar la paz en la esencia de mi sacerdocio: dar la vida por Cristo y por el prójimo.


Donde Dios me quiera, Él me lo dirá. Sólo quiero lo que Él quiera y quisiera seguir adelante por donde Él me ha ido llevando, apoyado en el prudente consejo de sacerdotes virtuosos y beneméritos.


Revive en mí la ilusión de poder servir a la Iglesia con el ministerio de mi sacerdocio y puedo ver cómo la gracia ya está actuando. Al día de hoy, 11 jóvenes universitarios de Guadalajara y Querétaro quieren ingresar al Seminario y me han pedido que los guíe y acompañe. Sé que es Él quien puede tocar los corazones y yo sólo he de servir siempre con la mayor pureza de intención posible.


Quisiera no causar sufrimiento a nadie con esta decisión, pero si causo alguna tristeza o daño, no es mi más remota intención hacerlo, y pido perdón por ello.


Si pudiera pedir algo en este momento sería sólo respeto y oración, nada más. Acepto que no todos me concederán esto que pido y lo entiendo. He preparado mi corazón (Salmo 57) y no sólo no responderé sino que trataré de ofrecer lo que venga para purificar mi alma, amarle más a Él y ser más sacerdote según su Corazón.


El noviciado, los años de formación y, sobre todo, estos 24 años de apostolado han sido una incesante bendición.


Quedan en mí, para siempre, tantos momentos compartidos con los miembros del Regnum Christi (RC) y ¡cuánto he gozado con los jóvenes con quienes y para quienes he vivido!


Nuestro Señor me regaló un segundo padre en el P. Carlos Mora y traté de darle el mismo cariño que siempre recibí de él. Es y será uno de mis modelos de vida sacerdotal.


No puedo dejar de agradecer a mis compañeros legionarios por toda esta vida compartida, hombro con hombro: ¡tantos años juntos!

 

Dejo atrás a muchos hermanos en la Legión -que nunca dejarán de serlo para mí- y con quienes he sido muy feliz, pero un día triste y terrible perdí el candor de la inocencia al conocer la verdad del fundador, nuestra verdad. Y todo comenzó a cambiar poco a poco en mi interior, a desmoronarse, por más que yo intentaba que no fuera así.

 

Para la Legión, con sincera nostalgia, todo mi cariño y agradecimiento y sólo deseo lo mejor en el futuro por venir.


Quiero agradecer a las consagradas del Regnum Christi su testimonio y entrega, han sido una bendición para mí con su frescura y su pureza y, al verlas, siempre recordaba a mi entrañable hermana Malén.


Agradezco con todo mi corazón a mi familia y a mis mejores amigos su compañía, su apoyo incondicional y su comprensión durante todo este proceso de discernimiento y conversión. Y mi más sincera gratitud a Don Juan Sandoval, Cardenal Arzobispo de Guadalajara, por su cercanía y su prudente consejo de padre, pastor y amigo.


No importa dónde he llegado, lo que importa es a dónde voy, a dónde estoy yendo. Muchos se fijarán en que hoy termina un camino, para mí lo que cuenta es que hoy comienza otro.


Esto es lo que me toca hoy. Hago lo que para mí es necesario hacer, enfrentando sus consecuencias. El terreno del mañana es muy incierto para hacer planes y si los hiciera podría caer en el vacío, como nos dice el Evangelio: "A cada día le basta su afán" (Mt. 6, 34), y me gusta cómo lo concreta Santa Teresita: "seré fiel hoy".


Sé que lo esencial no es lo que tienes en la vida sino quién eres en ella. Hoy dejo lo que levanté durante años, dejo mi casa de la Legión y queda lo que soy: Juan Pedro, sacerdote al servicio de mi esposa la Iglesia y de la familia de los hijos de Dios.


Antes de terminar, quiero decir que en este camino he aprendido que hay mucho más de mis padres en mí de lo que yo suponía...


Dejo mi vida en manos de mi Reina de la Esperanza y de la Paz, nuestra buena Madre María y con Ella, me apego a la Voluntad de mi único Amor y Señor, que hoy está a mi puerta y llama.







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