He visto el documental sobre Alexia y no puedo más que compararlo con la película Camino, ya comentada en este foro. Son instrumentos distintos porque todos sabemos que las películas, como las novelas, son ficticias y los documentales son más “objetivos”. Este en concreto consiste en unas entrevistas a familiares, amigas, profesoras del colegio, sacerdotes que le conocieron al final de su vida, ayudadas por imágenes suyas tomadas por su padre con un tomavistas, en que se le ve disfrutando de la vida sin imaginar siquiera lo que le tenía reservada la voluntad de Dios en ella.

Entre las dos versiones, me quedo con ésta última, así como me ha gustado mucho el libro “Alexia, experiencia de amor y dolor vivida por una adolescente” de María Victoria Molins, de Planeta Testimonio, que regalé a mi madre (y no leyó), bastante crítica a la Obra.

Después de todo esto, no queda, para los que creemos en la vida eterna, otra cosa que encomendarnos a ella, víctima de polémica, para que haya reconciliación entre ambas posturas. Para todos constituye un ejemplo de vida a imitar, cuando nos toca vivir una enfermedad, aunque no sea tan dolorosa y precoz como la suya.

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