Me está gustando mucho la serie Mi vida sin mí, de Mariki. Destacaría muchas cosas, muchas, pero de sus recuerdos entrecortados tan bien contados me quedo con «De vez en cuando, te hablan de la carrera de Ciencias Domésticas, fantástica carrera universitaria, a punto de homologarse».

«A punto de homologarse». ¡Cuántos años estuve oyendo eso! ¿Cuántos años estuvo «a punto» para, al final, no estar?, ¿a cuántos padres e hijas engañaron con esa cantinela?, ¿quién eligió tan ridículo nombre?

Mariki, aguardo deseoso, curioso, tus próximas entregas.

Por otra parte, lo de Kaiser puede ser demoledor. Les da donde más les duele: el dinero. Kaiser es asombroso, alterna poesía y prosa con igual llegada.

Un abrazo.

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