Mi vida sin mí (5).- Mariki
Fecha Wednesday, 11 May 2011
Tema 010. Testimonios


 

SOBRE EL CILICIO Y LAS DISCIPLINAS

 

Este tema parece que despierta el morbo del público en general.

 

Y sí, con tus catorce añitos la directora te da un cilicio y unas disciplinas… Con la indicación expresa de que lo uses solo en el centro, que lo guardes en un armarito destinado a tal fin en una bolsita de cuadros de vichy con tu nombre.

 

Otra vez el supersusto… Imaginas una correa de cuero herrumbrosa con una sucesión interminable de pinchos pero no. Se trata de un alambre como de calabrote, eso sí, no es inoxidable. Preguntas si está usado o lo estrenas, a ver si vas a coger el tétanos o algo así… No, los confeccionan unas monjas de clausura cercanas… Pues ya podían hacer tartas de yema… El caso es que se te indica que te lo ates al muslo con una cinta que trae de serie, de algodón… Con los pinchos hacia dentro… Tienes la sensación de que se te va a caer así que te acostumbras a ponértelo en la cintura, con los pinchos hacia la espalda y la cinta adelante, así además no rompes los leotardos del colegio, que bastantes bolas tienen ya. Se te van haciendo unas marcas simétricas de color morado que nunca acaban de convertirse en estigmas. En algún sitio has leído que a algunas santas le salen estigmas… Y ya que lo de levitar con lo que estás aumentando de peso cada vez se va volviendo más difícil, al menos podría salirte alguno.

 

Como tienes que hacer las dos medias horas de oración esa, muchas veces te dedicas a fantasear… sobre si salieras volando de repente o qué pasaría si de repente enfermaras como Montse, la niña-santa o que se te aparece el arcángel san Rafael con su pez en la mano y llena todo el oratorio de moscas…

 

Respecto a las disciplinas se trata de una manualidad de macramé que tampoco tiene mucha pinta higiénica y con las que en toda tu trayectoria numeraril nunca adquiriste la técnica suficiente… Lo primero no dolía; lo segundo como había que hacerlo en el baño una siempre acababa mirándose al espejo y haciendo posturitas o imaginando que es la conductora de un carro romano tirado por briosos corceles…

 

(Terrible lo que te contaban del fundador salpicando de sangre las paredes… Aparte de darte un asco horrible te llama poderosamente la atención… ¿Le costaría mucho pasar un trozo de papel higiénico después y no dejar huellas? ¿O le gustaba imaginar a sus hijas pequeñas limpiándolo? Misterios sin resolver…)

 

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