Queridísima Mariki, ¡¡gracias, muchísimas gracias!! Me están impresionando mucho tus vivencias adolescentes llenas de ingenuidad, generosidad y confianza, y me veo muy reflejada en ellas. Casi que siento la tristeza y soledad que relatas. Me sigue sobrecogiendo el fanatismo insensible con el que las directoras del Opus Dei secaron la vida de tantas flores que aún no se habían abierto. Pero más me sobrecoge que 50 años después se siga haciendo lo mismo ya no de forma ignorante, sino valiéndose de la mentira como gran aliada.
Gracias Mariki!! Ya verás cómo sana el poder sacar tanto dolor. Un fuerte abrazo
Carmen Charo