Hola,

Leí el escrito de Ramón del viernes pasado y le agradezco que haya querido precisar amablemente sus ideas. A Ramón se le nota su interés en ayudar a los demás, por eso escribió aconsejando a freesoul. Pero me temo que sigo sin compartir algunas cosas con él.

Ramón tiene razón cuando dice –respecto a freesoul- que “Yo le aconsejo leer el evangelio, libros piadosos, reflexionar, acercarse a los pobres, no sentirse presionado, condicionado, etc.”  Sin embargo, me parece que sigue compatibilizando “hacer el bien” con “dejar la fe” y “dejar la Iglesia”.

Creo que hay que distinguir dos aspectos en esta cuestión: 1) la motivación interna de la persona que, siendo católico practicante y ex-miembro del Opus Dei, abandona todo trato con Dios y 2) el acto en sí, visto de manera objetiva, tal como enseña la Iglesia que fundó Jesucristo...

Respecto a la motivación, habría que atender al consejo de San Bernardo:  “Aunque vierais algo malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más bien excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia. Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, aun entonces creedlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy fuerte (Sermón sobre el Cantar de los Cantares, 40) y San Juan María Vianney dice “Al juzgar al prójimo, debemos tener en cuenta su flaqueza y su capacidad de arrepentirse” (Sermón sobre el juicio temerario).

Sin entrar en consideraciones sobre el interior de la persona, si que es cierto que podemos examinar el acto en sí, de manera objetiva, aislando el aspecto subjetivo. Y frente a lo que dice Ramón, nos encontramos con lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica:

"Fuera de la Iglesia no hay salvación"

846 ¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo:

El santo Sínodo [...] «basado en la sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el Bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella» (LG 14).

847 Esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia:

«Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf DS 3866-3872).

848 «Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, "sin la que es imposible agradarle" (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar» (AG 7).

Las palabras claves son “Sin culpa propia”, y “perseverar” en la Iglesia. Ambas palabras unen la voluntad (conocimiento, decisión) con el acto (perseverar o no). Claramente, no se puede pretender que objetivamente se “hace el bien”, si voluntariamente no “perseveramos” en la Iglesia.

Por otra parte, una persona puede hacer actos naturalmente buenos, y también realizar uno sobrenaturlmente malo (dejar la Iglesia, dejar la Fe, dejar de relacionarse con Dios)… En ese caso, ¿hace el bien? Es como si dijéramos tal persona ama a todo el mundo, pero desprecia a Dios. ¿Se es realmente bueno si hay Alguien a quien deliberadamente ignoramos o despreciamos?

¿Cómo tendrá en cuenta Dios que una persona haga el bien a todos, pero le ignore y ofenda a Él? No me parece razonable hacer hipótesis al respecto. Sólo Dios conoce todas las variables del interior de la persona. Sólo Él conoce el grado de responsabilidad, las circunstancias atenuantes, eximentes o... agravantes. Sólo El juzga la intención, de modo perfecto, respecto a la acción.

Pero respecto a la "bondad" o no de la acción, la Iglesia es la única autorizada a enseñar. Las palabras del Catecismo son claras y yo no veo conciliable lo que afirma Ramón con  las mismas. Por lo menos, en ese compatibilizar el "hacer el bien" con "dejar la Iglesia, la fe, hacerse protestante, budista..."

Termino. Freesoul, no eres realmente libre. Saliste de una situación que no te daba libertad, cierto. Pero entraste en otra que te la ha reducido aún más. Pimpinela escarlata ha expresado perfectamente la situación del que deja la Iglesia, tras salir del Opus. Una primera y efímera apariencia de libertad, que no es tal. Esclavitud es no amar a Dios, pues sólo el que guarda sus mandamientos, es el que le ama.

Daniel_M

PS: Mariki, afirma que disiente de mí en algo. Y ese algo que menciona es exactamente lo opuesto de lo que yo había dicho. Si disiente de lo opuesto, debo suponer que está de acuerdo conmigo. Por lo que no acabo de entender su escrito, sin duda, paradójico.