A vueltas con la paradoja.- Kaiser
Fecha Monday, 25 April 2011
Tema 900. Sin clasificar


Después de ver que en el aviso sobre la próxima actualización se fijaba la fecha del lunes 24 de abril y consultar mi calendario perpetuo me relajé un tanto pensando que me quedaba tiempo bastante de redactar con calma mi respuesta a pechina antes de 2017, año primero en el que un lunes de abril lucirá el dorsal 24. Pero todo se ha precipitado ante la evidencia de la rectificación y el hecho de no quedarme demasiado tiempo de ocio antes del lunes, 25. Así que intentaré condensar unas pocas ideas acerca de lo que he querido decir con mi escrito anterior acerca del poder de la paradoja. Se me ha entendido mal si he dado a entender que he sufrido una crisis de Fe (yo acentúo la Fe en Dios para diferenciarla de la fe en que la tortita de camarones que he de trasegarme esta noche en El Balbino de Sanlucar sea efectivamente la mejor de la zona y parte del extranjero)...



Lo que he querido poner de manifiesto no es el descrédito de la Fe, sino el de quienes dicen profesarla y únicamente la han integrado en su estilo de vida alejado de todo lo que no sea su estrecho yo. Por otro lado he querido señalar, en la misma línea cómo la rutina de lo común, de lo acostumbrado ha descafeinado la naturaleza de hechos excepcionales como la Pasión de Cristo. Esta misma mañana escuchaba dos mujeres alabando el paso del cautivo en el pueblo que me aloja estos días y lo que decían era:

- ¡Qué bonico! ¿Has visto qué bonico?

-¡Sí, sí, está "presioso" este año!

-Mu bonico está, si señor, mu bonico!

-¡Y como brillan los candelabros de limpios que están!

Una visión optimista de las cosas llevaría a considerar lo bello que se reza por estos pagos y lo bien que se piropea a Jesús. Pechina, querido amigo, admíteme que no me apunte a ese bienintencionado modo de pensamiento. Es muy triste, pero la realidad es que en lugar de bader calado en nosotros el mensaje del Evangelio, lo que hemos hecho es triturarlo, licuarlo, diría yo, y metabolizarlo como un fenómeno más de nuestra miserable existencia. Eso no es nuevo. Los hechos relevantes de Jesús, han pasado a ser iconos de nuestra cultura, especialmente en Andalucía, sin mayor efecto sobre nuestras vidas. No es infrecuente encontrar a alguien declarado ateo irredento que añade, "pero a mi Cachorro que no me lo toque naide". Por eso fracasarán quienes claman porque se cumpla el principio de laicicidad y dejen de acompañar las imágenes sacras las fuerzas armadas, las distintas policías, etc... El paso, la efigie que lo singulariza se ha convertido en un icono, en parte de la identidad de esas fuerzas y de su tradición como seña inseparable, como patrimonio ligado a su razón de ser.

Si le preguntas a cualquiera de sus integrantes en lo que cree te dirá antes cualquier cosa que en el magisterio de la iglesia o su jerarquía, así las cosas, se explica que haya una multitud en Málaga, y donde sea, que se congregue para asistir a un acto identitario, que no de Fe, durante el que escucharán llamarles de todo, como les llamaba el oficiante, como el que oye llover (y el oficiante lo sabe, porque lo ha repetido año tras año con la misma nula intensidad), y aceptarán el juego como una forma de entendimiento folklórico, éste nos denosta, pero sin nosotros aquí no es nadie ni él ni sus imágenes, vaya modelito que lleva hoy Fulanita, se le nota que se muere de envidia de mi toquilla nueva, etc... "Daos fratenalmente la paz", y la paz levanta el vuelo como una paloma ante un estampido. mientras las manos se estrechan y las miradas se cruzan ensayando su tono menos comprometido. Todo ello lo hace posible la paradoja. Ella lo envuelve todo en una niebla melíflua y escurridiza. Los perfiles de lo meridiano se diluyen en la delicuescencia y lo que ha de ser nítido mensaje, exigencia insoslayable, pasa por un soniquete débil y consabido. Si el Cautivo es la clave de la liberación, si de hecho libera un preso cierto, es decir, sale por su intecesión, de la cárcel un delincuente cada año, yo me salvo también; yo que soy justo y benéfico y sólo miro por mí y no me meto con nadie.

Benedicto XVI acaba de decirlo de otro modo y nadie le ha reprochado falta de Fe: "No basta llamarse cristiano, hay que serlo". Pisando suelo, sin juegos de palabras, sin equilibrios en el alambre, sin pretendidas filigranas retóricas. Sin el recurso a la paradoja. 

En nuestro tiempo acostumbramos a pensar en clave dialéctica, buscamos siempre la tensión o el acercamiento entre tesis y antítesis, necesitamos angustiosamente resolver en cada asunto parecida ecuación, de ahí que si digo algo que no encaja en lo convencional me estoy acercando a la antítesis.  Nada menos cierto. Vivimos tiempos de síntesis ya. El muro no se derribó por el fracaso del materialismo histórico, ni el capital -como hemos comprobado en estos días- puede considerarse triunfador sin sonrojo de sus valedores. Sencillamente, el nivel de las aguas de uno y otro lado sobrepasó el Telón de Acero y el materialismo histórico se dio la mano con el cosumismo materialista. En este contexto podría decirse que sólo nos salva la paradoja; pero no su manipulación, su retorcimiento, el deleznable ejercicio de violación de lo sagrado.

Contrariamente a tu sentencia en el sentido de que la fe (yo la llamo Fe) no admite parajodas, sostengo que la Fe es la paradoja suprema, lo que hace tangible lo intangible, lo que te hace cercano aquello que te queda tan distante que ni medida tienes para concebirlo. Y el Evangelio está cuajado de paradojas, siendo la paradoja anterior al Evangelio desde el Verbo primero, que no siendo, es y es todo de principio a fin. No es lo malo la paradoja, que es lo que nos sostiene. Lo malo es el abuso de la paradoja. De ahí que discrepe de Pechina cuando afirma que mi reflexión se aleja del objeto de esta web. Sin la aceptación de la paradoja evangélica no sería posible la aceptación de la paradoja opusina. El mal no está en el mensaje de Jesús, sino en su retorcimiento. Jesús recurre a la paradoja para epatar, para remover los espíritus, para incomodar: "la piedra que rechazaron los arquitectos, "vende lo que tienes, dáselo a los pobres (dá-se-lo-a-los-po-bres, no a mí, ni a mi causa, ni a nadie en nombre de mi causa)..." Sin embargo, en el Opus Dei se fuerza la paradoja mesiánica para oscurecer la idea de bien y de mal. ¿Por qué sí santa ira y no santa lujuria? El mismo rechazo debería inspirar tanto una como otra, maldades capitales ambas. ¿Por qué se alienta el delito, por ejemplo, estos días en que muchas numerarias, como cada año, encarnarán la santa paradoja de acarrear miles de euros ocultos en fajas adheridas a sus dulces talles convencidas de que delinquir y evadir recursos a sus compatriotas es algo querido por Dios? ¿Tiene que ver o no tiene que ver lo que digo con esta web?

Un saludo a todos.

Kaiser







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